París, glamour urbano

 París, glamour urbano

Plaza del Louvre -Paris

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París, una ciudad de ensueño, la ciudad de las artes, la ciudad del amor. París la cosmopolita, la de las mil caras y las mil etnias. Así es París, tradición y modernidad, la torre Eiffel y el barrio Latino, los bulevares, Montmatre y por supuesto Le Marais. París es la fusión de los tiempos. Una ciudad para gozar con el cuerpo y con el espíritu, sin prisas. Maravillosa, glamourosa, monumental, artística,… en definitiva París es única. Le dediques una semana de tus vacaciones o seas un privilegiado que puedas permanecer más de un mes en ella, no tendrás tiempo para conocerla por completo.

PARÍS MONUMENTAL

Si por algo la ciudad es el primer destino receptor de turismo del mundo, es porque ella en sí es todo un monumento. París tiene un patrimonio único, se trata de una ciudad donde se pueden hallar excelentes muestras artísticas de todos los tiempos y países. A esta riqueza se une su bella y apacible ubicación en la ribera del Sena. A continuación destacaremos los puntos de interés básicos que no debes obviar en tu viaje a la ciudad:

La Torre Eiffel. La torre es el triunfo del industrialismo, del metal, sobre la piedra; la magnífica piedra que ha dado a París una armonía y solidez notables. Vencedora de un concurso convocado para la exposición de 1889, fue edificada entre 1987 y mayo de 1889, con una vocación sumamente perecedera: se preveía que sólo durara el tiempo dedicado a la exposición. La torre sirvió pronto para las comunicaciones, radiotelegrafía primero y luego antena de radio y televisión. Tiene originalmente 300 metros, elevados en 20 más con un repetidor de televisión. Miles de visitantes acceden diariamente a esta torre, subiendo mediante ascensores a sus plataformas para divisar la Ciudad Luz a sus pies.

Notre Dame. No sólo es un emblema parisino, Notre Dame es el lugar a partir del cual se miden los kilómetros de las grandes carreteras francesas. Esto refuerza su imagen de punto central en la geografía e historia francesas. Está ubicada la catedral parisina en la Isla de la Cité, donde ya existía una urbe en tiempos galos y romanos. Su interior, de cinco naves, tiene grandiosidad, y la altura de la bóveda central destaca aún más contemplando las columnas de la misma. Con planta de 130 metros de largo por 48 de ancho, la iglesia no es de las más grandes, pero sí de las más armoniosas. Uno de los elementos más característicos de su fachada es la galería calada que une las torres.

Les Invalides. Cerca de la Escuela Militar y el Campo de Marte, se ubica el centro iniciado por Luís XIV para atender a los veteranos de sus ejércitos, muchos de ellos dedicados a la mendicidad y faltos de recursos. El edificio final tiene grandiosidad y sencillez. Desde la explanada de los Inválidos se percibe la rectitud de sus líneas de fachada, que realzan el poder de la gran cúpula. También es notable la imagen que se observa desde la plaza Vauban. En el interior destaca el patio principal y la iglesia del Domo, con la notable cúpula. En este edificio se halla el Museo de la Armada y, sobre todo, la tumba donde reposan los restos de Napoleón, traídos desde la isla de Santa Elena 19 años después del fallecimiento. Muy cerca de este inmenso edificio se halla el Museo Rodin, donde se expone buena parte de su obra, incluyendo El Pensador.

El Louvre. El origen del Louvre es un castillo medieval, transformado luego en palacio real donde se albergaron colecciones reales de arte. El siglo XVI y el XVII supusieron sendos periodos de nuevas obras y nuevos pabellones y galerías, llevadas a cabo por sucesivos monarcas. Pero la atención de los Monarcas hacia Versalles hizo que estos edificios quedasen como lugares de viviendas de alquiler, donde se instalaron desde artistas hasta saltimbanquis. La última modificación fue la construcción de la Pirámide de Cristal de I.M. Pei, magnífica entrada desde la que se distribuye la circulación por todo el grandioso museo. En el interior se presentan numerosas obras maestras del arte de todos los tiempos. Por resumir algunas de ellas cabe citar las siguientes: La Venus de Milo, obra hallada en la Isla de Melos. La Victoria de Samotracia; maravillosa obra de inicios del siglo II, donde sorprende la perfección de la figura humana y la ligereza de los ropajes que parecen mecidos por el viento. Entre las obras pictóricas destaca la popular Mona Lisa, de Leonardo da Vinci, que se ha transformado como el tótem que visitan embobados multitud de turistas presurosos que llegan en viajes organizados y a quienes realmente no se les muestra el Louvre.

Los Campos Elíseos y el Arco de l’Etoile. En 1616, la reina María de Médicis ordeno plantar una serie de alamedas en lo que hoy son los Campos Elíseos, transformando unos fangales en una continuación de los jardines de Tullerías. Todo su entorno sufrió sucesivas transformaciones que le llevaron a ser un lugar de lujosos palacetes, en el XIX, y una gran avenida de grandes comercios (Fnac, Virgin, Zara, Louis Vuitton, etc.) y centro de los grandes desfiles militares, en el XX. Cerca de Concorde están los palacios, el Petit y el Grand Palais, que fueron construidos para la exposición de 1900, y actualmente sedes de museos. Al fondo aparece la plaza de l’Etoile con el magnífico Arco de Triunfo mandado construir por Napoleón y terminado en 1836, en el llamado Segundo Imperio, cuando el arquitecto Haussmann transformó buena parte del urbanismo de París. Desde entonces, el arco y la amplia avenida se consolidaron como monumentales escenarios patrióticos. El arco, de 50 metros de alto, tiene un grupo escultórico de gran calidad, La partida de los voluntarios de 1792, obra de Rude conocida como La Marsellesa, ubicada frente a los Campos Elíseos.

La Place Concorde es otro de los grandes espacios de París, construido sobre un lodazal, en el extrarradio de la ciudad, a partir de la segunda mitad del siglo XVIII, con el objeto de situar en el medio del amplio espacio una estatua real. En esta plaza apenas hay fachadas, solo a uno de los lados. En ella destacan sendas fuentes de inspiración romana y ocho estatuas que representan alegóricamente ocho ciudades francesas. En el centro aparece el obelisco regalado a Francia por un gobernante egipcio en el XIX, y que se situó allí como elemento emblemático y neutral en esta plaza, de la concordia, que quería ser símbolo ecléctico de Francia. El nombre de la Concordia tiene su lógica. Este es un lugar trágico. La mayor tragedia fue la instalación del monstruoso mecanismo represor revolucionario: la guillotina, donde murieron centenares de franceses víctimas de la justicia revolucionaria.

El museo D’Orsay. Lo que fue una estación, cerrada en los años treinta, se transformó en la década de los ochenta en un centro donde se expone una maravillosa colección de arte moderno, básicamente desde 1848 en adelante. El museo se halla en la orilla derecha del Sena, casi enfrente del Louvre, y presenta una rica complementaridad respecto a este último. Obras de Degas, Gauguin, Manet, Monet, Renoir, Cézannne, Matisse y Van Gohg, procedentes de las colecciones del jeu de Paume y Louvre sitúan al centro a la cabeza de los existentes del mundo en este género de pintura. Entre las obras maestras que allí se pueden contemplar destaca el cuadro de Le Moulin de la Galette, de Auguste Renoir, donde refleja un ambiente festivo de Montmartre, o el retrato de Paul Gachet, de Van Gohg, así como alguna obra de Rodin.

El Centro Pompidou. Renzo Piano y Richard Rogers son los autores de este edificio cuadrado, de estructura industrialista y luminosa, donde los elementos funcionales, conductos, escaleras, etc., se divisan desde el exterior. Este atrevimiento en mostrar los intestinos del edificio se transformó en arte y color al adjudicar tonos atrevidos a las distintas conducciones de agua, aire o electricidad. Además, al sacar este entramado de elementos de la caja central, se consiguió dejar un interior diáfano, sumamente atractivo para las exposiciones. Aparte del museo de arte moderno, en el Centro se ubican excelentes exposiciones temporales, así como otros departamentos del ámbito cultural. Entre las colecciones del centro figuran cuadros de destacados artistas como Picasso, Matisse, Braque, Kandinsky o Miró.

Les Halles. Una de las zonas bellas para el paseante es la de Les Halles, donde hasta hace décadas abundaba una población comercial y que hoy es una mezcla de gentes de toda ocupación y nacionalidad, donde lo cosmopolita toma protagonismo. El barrio, donde se mezclaban porteadores, carniceros, vagabundos y trasnochadores que buscaban un respiro en las tabernas populares, sigue siendo un lugar de ambiente nocturno. En el entorno queda la Bolsa de Comercio, la iglesia de Saint-Eustache, el Forum, y muy cerca se halla el Centro de Arte y Cultura Georges Pompidou, la iglesia de St-Merri y la famosa Tour de St-Jacques. El Forum de Les Halles que en su época fue un complejo mercantil, es ahora un gran y moderno centro comercial formado por luminosas galerías, tiendas, museos y cines. Entre los museos está el Oceanográfico de Cousteau.

COMO LLEGAR

La opción más sencilla para aquellos que viajan a París desde Barcelona, es utilizando el transporte ferroviario que ofrece la compañía Renfe-SNCF (Tren de alta velocidad) desde Barcelona hasta Nimes (Francia).

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Más información: http://es.parisinfo.com/

 

 

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