Lo mejor que ver y hacer en Arlés y la Camarga
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En el sur de Francia, a las puertas del delta del Ródano y la Provenza francesa, se encuentra la pequeña ciudad de Arlés. Capital de la antigua Galia Narbonensis y de la región de la Camarga, en este post os vamos a contar lo mejor que ver y hacer en Arlés y la Camarga. |
LA PEQUEÑA ROMA
Arlés es una ciudad con un imponente pasado histórico y que hoy en día atesora los vestigios romanos mejor conservados del mundo, después de la ciudad de Roma. Un lugar donde la belleza y la tranquilidad de sus calles junto con la naturaleza exuberante del Parque natural de la Camarga, han servido como fuente de inspiración de célebres artistas como Van Gogh.
Fundada por los celtas y colonizada por los griegos marselleses, Arlés no alcanzó su máximo esplendor histórico hasta que finalizó la guerra contra el ejército de Julio César, a partir del 46 a.C, que terminó con esta colonización y dio comienzo a la monumentalización de la ciudad.
Más tarde el emperador Constantino, en el 313 d.C, hizo construir aquí su palacio, por lo que la ciudad, gracias también a su ubicación estratégica y fluvial, desarrolló una importante actividad económica y cultural que desencadenó la formación de un gran centro urbano con alrededor de 50.000 habitantes.
LO MEJOR QUE VER Y HACER EN ARLÉS Y LA CAMARGA
Arlés es para todo amante del sur de Francia una ciudad que sorprende en todos los sentidos, principalmente por su extenso patrimonio romano, su mejor carta de presentación y principal indicio de su gran pasado histórico, pero también por su estética pintoresca y peculiar.
Sus edificios del siglo XVIII y con una esencia claramente provenzal, presente en la mayoría de sus calles, dan lugar a una ciudad con estilo y personalidad única.
Arlés ofrece a sus visitantes un entramado urbano repleto de rincones, pequeñas callejuelas y plazas con encanto. Una ciudad con una gran vitalidad donde sus habitantes pasan la mayor parte de su tiempo libre disfrutando del ambiente de sus calles -sobre todo en verano-, tomando un aperitivo en la terraza de alguno de los numerosos cafés o comprando en sus pequeños comercios, apoyando siempre al negocio local como en antaño.
Lo mejor que ver y hacer en Arlés y la Camarga, merece la pena visitar la zona de los ateliers del casco antiguo, pequeños talleres donde los artesanos fabrican y exponen sus productos. Allí podremos hallar todo tipo de artículos de gran calidad material y estética. Lo más característico que podemos encontrar son prendas de vestir a medida, objetos de decoración, calzado y galerías de arte.
MUSEOS Y VESTIGIOS DE ROMA
Conocida en la antigua Roma como Arelate, siempre fue una ciudad de gran importancia, pero debe su gran esplendor a Julio César, que le concedió todas las posesiones de Massalia (la actual Marsella) como recompensa por haberle apoyado en la guerra civil contra Pompeyo.
La ciudad finalmente se estableció como una colonia de veteranos de la legión romana VI Ferrata, transformándose rápidamente en una metrópoli rica y próspera, que se reflejó en su gran número de vestigios y construcciones romanas, muchas de las cuales, 1000 años después, todavía siguen en pie.
Lo mejor que ver y hacer en Arlés y la Camarga, ninguna visita puede empezar sin antes conocer el Museo Antiguo, un moderno y vanguardista edificio situado a escasos minutos del casco antiguo.
Construido sobre los restos del antiguo circo romano, es aquí donde se encuentran las reliquias romanas más preciadas de la ciudad: colecciones arqueológicas, monumentos antiguos, esculturas, mosaicos, sarcófagos decorados, numerosos objetos artesanales, así como magníficas maquetas que nos muestra Arlés tal y como era en el siglo IV d.C.
Todo ello nos ofrece una idea generalizada del estado original de sus monumentos y de los edificios parcialmente conservados hoy en día, o incluso de los que ya no existen, como el puente flotante, uno de los antiguos accesos de la ciudad sobre el río Ródano utilizado en la época romana.
También podremos encontrar el más reciente descubrimiento de la ciudad: una antigua embarcación romana de comercio fluvial que fue recuperada del Ródano en el 2001. Con más de 31 metros de eslora y en casi perfecto estado -tras dos milenios enterrada en el fango- es una pieza única que desvela la importancia de la urbe romana de Arelate como epicentro comercial en la Galia del siglo I.
Lo mejor que ver y hacer en Arlés y la Camarga, una auténtica ciudad romana con vestigios claramente conservados, ofrece a sus turistas un sinfín de edificios y monumentos de gran valor histórico.
ARLÉS PATRIMONIO MUNDIAL DE LA HUMANIDAD
Arlés no es una ciudad romana como otra cualquiera, hoy en día está declarada Patrimonio mundial de la Humanidad y cuenta con 112 puntos de interés catalogados como patrimonio nacional desde 1981, siendo la mayor parte de ellos monumentos romanos, cosa que demuestra que estamos ante una ciudad en la que una parte importante de sus raíces ha permanecido intacta con el paso del tiempo y de las posteriores civilizaciones.
Como monumentos importantes a visitar no podemos destacar otro más obvio que el anfiteatro, el vigésimo mayor del mundo, que da la bienvenida a todo aquél que se adentra a descubrir los edificios que configuran el antiguo foro romano y al que todo visitante -aún sin sentir interés por la historia- se adentra por la atracción de sus voluminosos muros.
Lo mejor que ver y hacer en Arlés y la Camarga, el anfiteatro fue construido en el siglo I d.C, dotado de 34 gradas y actualmente cuenta con una capacidad para 21.000 espectadores.
Lo que más llama la atención no es sólo su forma ovalada de medidas exageradas – 136 x 107 metros- sino sus tres imponentes torres defensivas cuadrangulares, instaladas en lo alto de sus muros, símbolos también de su pasado medieval, cuando el anfiteatro fue aprovechado para albergar su ciudad con 212 casas construidas en su interior y usar su fachada como muralla defensiva para protegerse de los invasores.
Hoy en día el anfiteatro se utiliza principalmente como lugar de celebraciones taurinas, las corridas de toros de la Camarga, en las que, a diferencia de las corridas de toros en España, los toros no sufren ningún daño físico.
Lo mejor que ver y hacer en Arlés y la Camarga, el teatro romano no podía faltar en ningún ciudad romana, y menos en una ciudad tan importante como Arelate.
Construido a finales del siglo I al oeste de las murallas, también fue uno de los lugares más concurridos en el corazón de la ciudad antigua, no sólo por ser el templo del ocio romano sino por sus graderías, que tenía capacidad para 10.000 plazas.
Hoy en día el recinto, que se encuentra parcialmente en estado ruinoso, conserva intacto el púlpito, gran parte de la gradería -restaurada recientemente- y tan solo dos de las numerosas columnas corintias que componían la escena.
En los alrededores también encontraremos un auténtico museo al aire libre de restos pétreos: capiteles, columnas y otros objetos tallados, fruto de los saqueos y de la reutilización de los sillares para la construcción de edificios vecinos a lo largo del tiempo.
CRIPTOPÓRTICOS SOTERRADOS ÚNICOS
Lo mejor que ver y hacer en Arlés y la Camarga, como muchas otras ciudades romanas Arelate, necesitaba construir su foro sobre una superficie llana y muchas veces era imposible. Los suelos no siempre eran completamente llanos y la única solución para poder obtenerlos era construyendo un gran sistema de galerías abovedadas llamadas criptopórticos que ocupaban todo el perímetro de la ciudad bajo tierra.
Hoy en día se pueden visitar accediendo desde el interior del ayuntamiento siendo posible pasear para contemplar esta gran infraestructura, que sin duda sorprende a todo visitante por su gran magnitud. Toda una maravilla arquitectónica.
Otro de los lugares públicos muy frecuentados por los romanos fueron las termas de Constantino, construidas entre el Ródano y el Foro a principios del siglo IV. La gente acudía allí para bañarse, practicar ejercicios físicos y eran imprescindibles para la comodidad de la vida urbana en la época romana.
Sin embargo, el establecimiento desempeñaba un papel social importante como lugar de encuentros e intercambios o incluso para cerrar negocios y tratos. Actualmente las termas se hallan en un estado de conservación perfecto para conocer detalladamente el edificio y el sistema hidráulico utilizado en aquel entonces para calentar y distribuir el agua por debajo del pavimento hasta las diferentes estancias.
Si nos adentramos en su casco antiguo podemos encontrar diversos lugares de gran valor histórico. No son reconocibles a simple vista, pero en un pasado también formaron parte del Foro, como la Plaza de la República, el centro neurálgico de la ciudad.
Aquí se encuentran algunos de los edificios más emblemáticos: el Ayuntamiento, la iglesia de San Trófimo, -ejemplo del estilo románico y gótico provenzal- la iglesia de Santa Ana, el Palacio del Arzobispo y en el centro de la plaza -como si de un trofeo se tratara- el obelisco del circo romano, que fue reubicado en este lugar en 1676.
Muy cerca de ésta también encontraremos la Plaza del Foro, que dos mil años después continúa siendo el lugar con más vida y actividad de la ciudad. Repleta de cafés y restaurantes, con una esencia completamente bohemia y pintoresca, por la noche resulta habitual escuchar música en directo en alguna de las terrazas donde la gente acude en busca de ocio y para vivir el auténtico estilo de vida francés, mientras se disfruta de una buena copa de vino o una buena cena a la luz de las velas.
TRAS LOS PASOS DE VINCENT VAN GOGH
Las ciudades del Sur de Francia poseen una calidad de vida superior a otras regiones francesas. El clima les otorga un mayor número de días de sol, que junto con la influencia del mar Mediterráneo y su colorida naturaleza conforman numerosos paisajes idílicos que pocos lugares del mundo pueden gozar.
La Provenza francesa se caracteriza por estas cualidades y Arlés es un ejemplo de ello. La luz solar reflejada en los campos de la ribera del Ródano, del parque natural de la Camarga y de la ciudad, llamó la atención de célebre artista Vincent Van Gogh, que decidió trasladarse aquí en 1888 para iniciar un nuevo, intenso y apasionado periodo en su carrera artística.
ARLÉS CIUDAD DEL ARTE
Van Gogh realizó más de 200 obras entre lienzos y dibujos durante los en 15 meses de su estancia en Arlés, siendo ésta la época más productiva de su carrera y donde realizó sus obras más importantes y reconocidas hasta mayo de 1889, cuando dejó Arlés para retirarse a la ciudad de Saint-Rémy-de-Provence, dejando el nombre de Vincent Van Gogh ligado al de la capital camarguesa para la eternidad.
Uno de los atractivos más demandados de Arlés es el Circuito de Van Gogh, que permite recorrer los lugares que el artista inmortalizó sobre sus lienzos en diversos puntos de la ciudad, como el famoso Café nocturno, el Puente de Langlois, el jardín público o el jardín del hospital de Arlés entre otros.
El recorrido también incluye la visita a la Fundación Vincent Van Gogh, una moderna galería de arte construida en el interior de una casa señorial del siglo XV totalmente renovada, con el objetivo de recibir en préstamo obras originales del artista holandés, rindiendo homenaje a su obra, explorando su influencia en el arte contemporáneo a través de un gran número de lienzos y dibujos originales, que comparten a menudo exposiciones temporales con obras de otros artistas.
En su interior podremos encontrar un largo listado de obras clasificadas por temáticas: retratos, naturaleza muerta, paisajes, esculturas, pinturas y dibujos de diferentes escenas de la vida cotidiana, siempre en relación con Arlés y sus habitantes.
LA CAMARGA, REGIÓN LLENA DE VIDA Y NATURALEZA
Arlés, famosa por su historia y su patrimonio cultural, también lo es por su patrimonio paisajístico. Y es que la capital de la región de la Camarga presume de uno de los parques naturales más importantes de Europa.
Nacida de la incesante lucha entre el Ródano y el Mediterráneo es una de las regiones más ricas, desde el punto de vista biológico. Es una amplia extensión de 863.000 hectáreas que se divide en tres zonas: las dunas y lagunas en el sur, las salinas en el oeste y el este y los cultivos al norte.
La Camarga fue declarada reserva natural protegida en 1975 y constituye un auténtico paraíso para su fauna, en particular para las más de 300 especies de pájaros, entre ellas las aves migratorias de Europa, como los flamencos rosados, únicos en toda Francia.
La Camarga también es famosa por los numerosos ganaderos que se dedican a la cría tradicional de toros y caballos. Una actividad ganadera que ha pasado de padres a hijos a lo largo del tiempo para seguir preservando sus especies autóctonas.
Resulta habitual ver estas especies corriendo en libertad en el interior de los dominios de cada manada. Los toros de la Camarga se caracterizan por sus largos y verticales cuernos, y su carne se destina al consumo humano y se beneficia de una denominación de origen.
Ciertos ejemplares machos se destinan a la tauromaquia. Por otro lado, los caballos son símbolo de libertad y tradición y se utilizan principalmente para arrear los toros de la Camarga en los festivales de toreo en la región.
Son relativamente pequeños, de cuello corto y de color blanco. En la Camarga encontraremos diversos centros de turismo ecuestre y reservas privadas. Algunos ofrecen la posibilidad de realizar tours en todoterreno para observar de cerca los toros y caballos en libertad corriendo junto a estos animales como uno más de la manada de la forma más cómoda.
NO TE PUEDES PERDER…
Los sábados en los boulevard des Lices y Clemenceau se instala uno de los mercados más bonitos y grandes de la Provenza. A lo largo de dos kilómetros y entre el murmullo de la gente, un mundo de colores y sabores inundan este lugar.
Frutas y verduras, quesos, flores y especias, carnes, pescados y mariscos… una de las mejores formas de descubrir la riqueza de los productos de esta apasionante región. También se pueden encontrar objetos realizados por artesanos locales y todo tipo de productos ecológicos, como miel, pan, arroz…
No puedes irte del mercado sin antes comprar algunos de los productos más típicos, como las famosas pastillas de jabón de Marsella realizadas de forma artesanal, telas de la Provenza, sacos de ambientador natural de lavanda o alguno de sus deliciosos quesos y encurtidos.
ENLACES DE INTERÉS
CÓMO LLEGAR
La opción más sencilla y rápida para viajar a Arlés desde España, ya sea desde Madrid o Barcelona, es utilizando el transporte ferroviario de alta velocidad que ofrece la compañía Renfe-SNCF hasta la estación de Nîmes. Una vez allí podemos llegar a Arlés utilizando los trenes regionales SNCF, taxi o autobús desde la estación con diversas con diversas frecuencias diarias.
Reservas: www.renfe-sncf.com Arlés es una ciudad muy próxima a España, por lo que otra buena opción es llegar en coche, ya que así se puede aprovechar para visitar la región de la Camarga en su totalidad.
OFICINA DE TURISMO DE ARLÉS
www.arlestourisme.com
DÓNDE DORMIR
La oferta de alojamientos en Arlés es muy variada. En la ciudad podrás encontrar numerosos, hoteles, hostales, y como es típico en las regiones del Sur de Francia, casas de huéspedes.
Si lo que buscas es un alojamiento céntrico, cómodo y de calidad te recomendamos el Hotel Jules Cesar (http://www.hotel-julescesar.fr), una antigua abadía reformada en su totalidad que ofrece una estancia única e inolvidable a sus huéspedes.
DÓNDE COMER
Si hay algo por lo que destaca Arlés además de su patrimonio romano, es por su gastronomía y por el gran número de cafeterías y restaurantes. Y es que en cada esquina o rincón del casco antiguo encontrarás uno diferente al anterior.
Distinguir los mejores no es una tarea difícil, la mayoría destacan por sus pintorescas terrazas y por su decoración de estilo provenzal. Recuerda que no puedes irte de la capital camarguesa sin antes haber probado el arroz de la Camarga, el Canard (pato) y el delicioso rabo de toro, un manjar muy apreciado por los españoles.
Restaurant la Paillotte 28 Rue du Dr Fanton, Arles Restaurant Le 16
www.restaurantlesfillesdu16.fr
Restaurante L’Ouvre Boite
www.facebook.com/louvreboitearles
Toton Sam
www.tontonsam.com