Guia para descubrir Dublín
La capital de la República de Irlanda no es sólo una ciudad, es un ambiente, un sentimiento y un estilo de vida sin igual en Europa. Moderna, cosmopolita y marcada por la historia y sus numerosas leyendas, Dublín ha sabido crecer en todos los sentidos sin perder un ápice de su personalidad, atrayendo cada año a miles de turistas, no sólo por su apasionante patrimonio, sino también por la diversión, la buena música y la arraigada cultura de los pubs que la convierten en una de las atracciones más famosas de la ciudad.
Conocida en la antigüedad como “Dubh Linn” –en gaélico- (Laguna negra), el primer asentamiento registrado data del siglo I a.C. Pero no fue hasta el año 841 cuando los vikingos llegaron para establecer las bases de la ciudad, que actualmente se funden con los cimientos de muchos edificios del casco antiguo. Más tarde llegaron los británicos obteniendo el control absoluto de la isla y a pesar de sus más de 700 años de dominación, Irlanda nunca quiso perder su orgullo, su personalidad y sus raíces.
La gran crisis económica y el paro que ha agitado a la República de Irlanda durante estos últimos años, debido a la burbuja inmobiliaria, ha sido determinante para tomar una serie de decisiones en el interior de su gobierno y así fomentar la industria y hacer de este país un lugar atractivo para las inversiones de las multinacionales y empresas tecnológicas más prestigiosas del mundo, que han ubicado sus oficinas centrales europeas en Dublín. Las ventajas fiscales y financieras que se aprobaron en todo el territorio nacional han atraído a gigantes de la tecnología, como Apple, Microsoft, Intel, Twitter o incluso Google. Este cambio de rumbo en la economía ha motivado la renovación de barrios antiguos de las afueras y deshabitados hasta el momento para ubicar edificios de oficinas con amplias avenidas donde encontraremos todo tipo de servicios y locales muy frecuentados por jóvenes y turistas.
Dublín más allá de los pubs
Todos sabemos que la mejor manera de conocer una ciudad es a través de sus calles. En algunas ocasiones deberemos caminar más de lo previsto o incluso involucrarnos como auténticos lugareños para conocer más sobre su historia y sus costumbres. En este caso Dublín nos lo pone muy fácil. El casco antiguo resulta muy accesible y cercano por lo que la mayoría de los puntos de interés se encuentran en los alrededores del río Liffey. Una opción muy atractiva para realizar una vista previa de la ciudad es subirse a la primera planta des-capotada de los Dublín Bus Tour “Hop-on Hop-off” de color verde (Gratuitos con la Dublin Freedom Card). Desde aquí podremos contemplar las calles desde lo alto, mientras el conductor-guía explica por megafonía cada punto de interés mientras estamos en movimiento. Cuenta con numerosas paradas en frente de los principales puntos de interés y es la mejor alternativa si queremos “ir al grano” sin tener que caminar por el ajetreado centro histórico.
Una visita a Dublín no podría empezar de otra manera que conociendo su gran pasado histórico, concretamente el del siglo XVIII, un momento de prosperidad que sirvió de excusa para finalizar la estructura arquitectónica y urbana de la Edad Media, dando lugar a un estilo nuevo, el georgiano. Nuevas calles, amplias avenidas y plazas rodeadas por varias hileras de edificios de viviendas de estilo georgiano, con cuidadas fachadas que han permanecido intactas con el paso del tiempo. Una transformación que se dio en el norte del río Liffey, culminando en las principales calles como Baggot St, Fitzwilliam y los alrededores de Merrion Square, en el sur. Actualmente, se considera uno de los barrios más caros de la ciudad y muchos de los edificios se utilizan como oficinas, despachos de abogados, estudios de ingeniería, entre otros. También es uno de los principales reclamos turísticos de la ciudad, debido a las famosas y pintorescas puertas georgianas, que rompen completamente la estética tosca y fría de las fachadas con un toque alegre de color.
Para desconectar de lo urbano podemos respirar aire puro en el elegante parque de St Stephen’s Green, un majestuoso oasis que destaca por su enorme estanque y la belleza de sus jardines, o también el parque Merrion, a dos manzanas del anterior, donde se puede aprovechar para hacer una visita a la estatua en homenaje al famoso escritor dublinés Oscar Wilde. Muy cerca de aquí se encuentran el casco antiguo y las principales calles del centro, como es King’s St y Grafton St, con numerosos restaurantes, pubs y comercios de todo tipo. Pasear por las calles del centro de Dublín es un auténtico plan para muchos. Tan solo observar las concurridas y ruidosas calles repletas de turistas y dublineses, o las pintorescas fachadas de los edificios, ya es todo un espectáculo que merece la pena conocer.
Los irlandeses también se caracterizan por tener fama de ser grandes constructores. El clima irlandés ha obligado a que las construcciones sean más duraderas ya desde la antigüedad, por lo que gran parte de los edificios del siglo XVIII que podemos encontrar en el casco histórico se siguen usando como viviendas o como comercios. Es el caso del Georges St. Arcade, el primer centro comercial construido en Dublín durante la época victoriana, que desde 1881 mantiene su uso y arquitectura interior intacta. El interior de este edificio destaca por sus comercios que atraen cada vez más a jóvenes interesados por los artículos originales que se pueden adquirir. Aquí podremos encontrar tiendas de accesorios para piercings, tattoos, ropa de segunda mano y retro, antigüedades, filatelia, así como comercios de decoración y cafeterías. Un paraíso para los amantes de las tribus urbanas y de la moda moderna. Otro ejemplo del afán dublinés por reconvertir sus antiguos edificios en nuevos y modernos espacios abiertos al público es el Powercourt TownHouse. Construido en 1774, antiguamente fue una de las mansiones más importantes de la burguesía irlandesa. Más tarde se convertiría en hospital y actualmente es uno de los centros comerciales más bonitos de la ciudad. La belleza y la arquitectura interior hacen de este espacio un lugar digno de visitar. Su interior alberga cafeterías, pastelerías, restaurantes y tiendas de moda de alto nivel.
Grafton St. desemboca al norte con College St, Westmorelands St y College St, junto a los edificios del parlamento, el llamado corazón de Dublín o el lugar donde se concentra más tráfico de personas y coches de la ciudad. Aquí se encuentra uno de los edificios más emblemáticos, un oasis de aire fresco y tranquilidad en medio del caótico centro de Dublín, el Trinity College. Construido bajo el mandato de Isabel I, es uno de los símbolos que recordaba el poder británico en la Isla. En la antigüedad fue el centro educacional de la élite protestante para evitar cualquier relación social con los católicos. De hecho, tuvieron que esperar 200 años para ser admitidos y hasta 1873 no se dio por finalizada dicha discriminación. El principal atractivo de este complejo reside en su patio interior, donde se encuentra la más noble reunión de edificios clásicos de la ciudad, presidida por el característico campanile, que divide el jardín en dos. Actualmente este conjunto de edificios del siglo XVIII continúa formando parte de las diversas facultades, aularios y despachos de la universidad. El Trinity College es una de las universidades más prestigiosas del mundo con cerca de 15.000 alumnos y depende de la época, además de turistas, también es muy común ver a numerosos estudiantes paseando o tomando una cerveza en algún pub del centro, muy cercano a la universidad.
Una visita al Trinity debería incluir un paseo por las cuatro plazas, el museo y como no, la gran Biblioteca del Trinity College, que expone la mejor y más amplia colección de manuscritos medievales que hay en Irlanda. El más importante: el Libro de Kells, el manuscrito más alegremente decorado del primer milenio cristiano. Un evangelio encuadernado de 340 paginas escritas en latín hacia el año 800. Fue ilustrado por los antiguos monjes irlandeses del monasterio de la isla escocesa de Lona, a mano, con unos detalles y caligrafía que rozan la perfección. El libro se encuentra en la planta baja de la biblioteca y cada día se exponen al público dos páginas sucesivas. La visita a la biblioteca no termina sin antes ser sorprendidos por la inmensidad de la Long Room, una gran sala compuesta de dos pisos de galerías forradas de libros y bustos de mármol, que culmina con una enorme bóveda de cañón de más de 600 metros de largo. Aquí encontraremos la colección de libros más grande y antigua de Irlanda, algunos de los más importantes expuestos en las vitrinas centrales.
Durante nuestro tour por el centro de la ciudad podemos aprovechar para hacer una visita a la estatua de uno de los personajes ficticios más influyentes de la cultura irlandesa, la famosa Molly Malone. Su popularidad se debe a la canción compuesta por James Yorkston en 1880 convertida en himno popular irlandés que narra la historia de Molly, una hermosa y conocida pescadera que murió en plena calle. La mujer, muy conocida en la ciudad, recorría las calles de la zona portuaria de Dublín con su carro mientras pregonaba sus mejillones y berberechos en forma de cánticos. Actualmente podemos encontrar su estatua en la calle Grafton, muy cerca de la oficina de turismo.
Al este, se encuentra la catedral más grande de la isla, centro de peregrinaje de todo irlandés y la más importante de Irlanda, la conocida y clamada Catedral de St Patrick, donde según la leyenda San Patricio bautizaba a aquellos que se convertían del paganismo al cristianismo. Se trata de un espacio único y especial repleto de historias que ayudará a todo visitante a aprender más sobre la historia y cultura irlandesas. Construida en piedra en 1191 (de la época anglo-normanda) y de una arquitectura impresionante, en su interior encontraremos una gran capilla completamente ornamentada con estatuas y tumbas de célebres personajes históricos como la del aventurero Richard Boyle, el conde Cork y Jonathan Swift, decano de esta iglesia catedral y autor del famoso libro los Viajes de Gulliver. El edificio fue brutalmente castigado por las numerosas inundaciones, incendios y conquistas, por lo que la mayoría de lo que podemos apreciar es el fruto de una restauración del siglo XIX.
Desde Cook Street también se puede apreciar la muralla normanda de la ciudad y más adelante, en Dame Street, el Dublin Castle, la antigua sede del dominio inglés en Irlanda hasta 1922. El antiguo castillo construido por el señorío británico (1171-1541) estaba formado por dos bastiones circulares en cada esquina, las cuales se alzaban sobre un emplazamiento vikingo muy antiguo y formaban parte de los muros de la ciudad amurallada, bajo los cuales fluía el agua del foso del castillo. En el siglo XVIII se construyó un edificio anexo que actualmente se utiliza para reuniones de estado, investiduras presidenciales y ocasionalmente como sede de cumbres europeas. Aquí encontraremos también los apartamentos reales, donde residía el virrey inglés hasta que el castillo se devolvió al Estado irlandés. También se puede aprovechar para visitar los jardines de Dubh Linn, un precioso parque donde antiguamente se ubicaba una antigua balsa en la que atracaban los barcos vikingos de color negro que navegaban por el río Poddle, actualmente subterráneo. El pintoresco jardín es otro elegante oasis de tranquilidad en medio de la bulliciosa ciudad, perfecto para fotografiar la mejor estampa del castillo de Dublín junto a sus jardines.
La ciudad está partida por la mitad por el río Liffey, que fluye de oeste a este junto con sus avenidas, que discurren paralelamente a lo largo de su cauce. Se puede cruzar por diversos puentes, todos ellos dignos de admirar y fotografiar. Los más famosos son el pintoresco Ha’Penny Bridge, el Millenium Bridge, que une Ormond Quay Lower con Wellington Quay y el fascinante Samuel Beckett Bridge, construido por el arquitecto español Santiago Calatrava, que une los nuevos barrios de la ciudad, cuya panorámica combina a la perfección con el diseño vanguardista del Dublin Convention Center.
La zona norte destaca principalmente por la O’Connell Street, que sin duda es la más importante, imponente y característica de todo Dublín. Es la calle más ajetreada de la capital debido a la gran cantidad de comercios, bancos y cines que existen. Aquí encontraremos el majestuoso edificio general de correos, donde los rebeldes de la Independencia Irlandesa establecieron su cuartel general. El monumento de Daniel O’Conell, el “libertador” de Irlanda. Y también el Spire of Dublin, una impresionante columna de acero inoxidable de más de 120 m de altura instalada en el 2003, que simboliza la “nueva era” de Dublín.
[divider]LO QUE NO DEBES PERDERTE[/divider]
PENÍNSULA DE HOWTH
En los alrededores de Dublín existen numerosos pueblos con encanto y diversos puntos de interés turístico, pero muy cerca de la capital aparecen lugares perfectos para desconectar durante una jornada accediendo desde cualquier estación de tren de Dublín. Un buen lugar para huir del bullicio de la capital y conocer un espacio diferente muy cerca de las aguas del Atlántico es la península de Howth, con un tradicional y pintoresco pueblecito situado en la península que cierra la bahía de Dublín al norte. Entre sus estrechas e inclinadas callejuelas y antiguas casa de pescadores descubriremos como la fragancia del mar nos conduce a su puerto pesquero, considerado como el mejor de Dublín, por lo que sus restaurantes y comercios sirven el mejor pescado fresco y marisco de la zona. Si visitamos Howth los domingos, encontraremos abierto el famoso Howth Market, en frente de la estación, siendo la primera visita que realicemos si venimos en tren. Este pequeño recinto concentra 25 originales puestos de venta de productos locales, antigüedades, joyas y también promociona alimentos irlandeses orgánicos. Un lugar muy frecuentado por muchos dublineses por su exquisita decoración y por la originalidad y buen gusto de los productos que venden los comerciantes. Otros atractivos que podremos encontrar son el Howth Castle, sus faros y la torre Martello que ofrece las mejores vistas de la bahía de Dublín.
MUSEO EPIC IRELAND
Enfrente del río, a la altura del puente del Milenio, encontraremos un nuevo centro de restauración y ocio muy popular en Dublín el chq BUILDING. A pesar de haber servido antiguamente como taller de reparación y almacenamiento de antiguos ferrocarriles, actualmente se encuentra totalmente restaurado y alberga en su interior diversos restaurantes de moda, y el famoso museo EPIC Ireland, un espacio en el que sus visitantes se embarcan en un viaje interactivo a través del tiempo en el que conocerán la historia de Irlanda y sus gentes, desde los orígenes hasta la actualidad. Un pasaporte proporcionado en la entrada será la puerta de embarque para visitar diversos aspectos sobre la cultura y la influencia irlandesa en el mundo, como lo es la música y la danza, la cerveza, sus conflictos internacionales a lo largo de la historia, la sociedad sus fiestas y celebraciones e incluso los descubrimientos y los personajes de origen irlandés más famosos de la historia. La tecnología empleada permite al visitante interactuar con todos los paneles y proyecciones de una manera nunca antes vista en cualquier otro museo. Con el afán de mostrar a la gente que Irlanda ha sido una gran nación y una fuente de influencias a nivel mundial, el Museo EPIC Ireland pretende concienciar y recordar a todos los visitantes que se encuentran en un país realmente sorprendente, con una gran valor histórico y cultural.
[divider]INFORMACIÓN PRÁCTICA[/divider]
LOS PUBS
En los pubs podrás encontrar una enorme variedad de cervezas, licores y whiskies. Si es la primera vez que visitas un pub en Dublín, es probable que te invada la indecisión; en cada local existen como mínimo cinco variedades distintas de cerveza. Pero si de verdad quieres probar el auténtico sabor irlandés, con una pinta de Guinness siempre vas a acertar. Los pubs resultan más caros si lo comparamos con cualquier bar de copas en España. El precio de una pinta en Dublín varía dependiendo de la zona donde nos encontremos. A medida que nos alejamos del centro y del barrio de Temple Bar, son más baratas. Por lo general valen entre 3,5€ y 5€; las botellas suelen ser algo más caras. Un refresco o una botella de agua vale entre 2,5€ y 4€. Los pubs entre semana cierran generalmente a las once de la noche y a la 1 de la madrugada los fines de semana. Las discotecas están abiertas hasta las 3 de la mañana.
CÓMO LLEGAR
Desde Barcelona y Madrid existen diversas aerolíneas que ofrecen vuelos directos hasta Dublín con frecuencias diarias. Desde el aeropuerto hasta el centro se puede optar por un taxi o uno de los autobuses Airlink de la compañía Dublín Bus que llevan al centro de la ciudad desde la terminal 1.
FREEDOM CARD
Si visitamos Dublín durante varios días resulta muy aconsejable adquirir la Freedom Card de 3 días (72 horas). Se adquiere en la terminal 1 del aeropuerto de Dublín en los mostradores de Airlink o en las oficinas de Dublin Bus en el 59 Upper O’Connell, por sólo 33€ (16€ para niños menores de 14 años) aunque también se pueden encontrar en algunas tiendas de souvenires. Durante 72 horas tendrás acceso ilimitado al sistema público de autobuses urbanos de Dublín, los enlaces con el aeropuerto a través del bus Airlink 747 y acceso al bus turístico de color verde Dublín Bus Tour “Hop-on Hop-off”. Ofrece también descuentos a los principales lugares de interés de la ciudad y restaurantes.
DÓNDE COMER
Dublín también se caracteriza por la gran cantidad de restaurantes. En cada esquina del centro se pueden encontrar restaurantes de todo tipo, pero principalmente de cocina internacional: hamburgueserías, restaurantes italianos o asiáticos. Ten en cuenta que el plato fuerte se sirve a la hora de cenar y si deseas probar la auténtica cocina irlandesa, la mejor opción es probarla en cualquiera de los pubs más famosos de la ciudad que sirvan comida. Fish and Chips, especialidades con pato, carnes y guisos son los platos más populares.
DÓNDE DORMIR
Mespil Hotel
60 Mespil Rd, Dublin 4, Irlanda
OFICINA DE TURISMO