Colliure, la perla del sur de Francia
Este bello puerto catalán ha sido siempre fuente de inspiración para los artistas: Picasso, Matisse, Derain, Dufy, Chagall, Marquet y tantos otros que fueron a clavar sus caballetes en Colliure y Ceret.
De su lado mar, encontramos serpenteantes calas que esconden y protegen este enclave sin igual. Del lado tierra, son los viñedos cultivados en suaves terrazas que bajan de la montaña y llegan casi a nivel de orilla del mar que colorean el paisaje de su alrededor.
A menudo citada como un pueblo típico, una postal, Colliure (Pirineos-Orientales) tiene aires de pueblo cretense. Pero sigue siendo incomparablemente poética. En primer lugar por su historia y por su barrio marinero situado al filo de la orilla del puerto y se configura por multitud de coloridos callejones que invitan al paseo y a la fantasía.
Colliure es una ciudad fovista por haber inspirado a los pintores por su exaltación de sus contrastes cromáticos. Su paleta y sus perfiles son múltiples. Colliure es luminosa, aquí los ocres, los anaranjados, los rosas recubren las casas de este antiguo puerto comercial del Mediterráneo.
Por su belleza, Colliure fué siempre un enclave disputado. Fue alternativamente residencia de los reyes de Mallorca en el siglo XII, antes de pasar a manos de los reyes de Francia: Luis XI, Carlos VIII. Posteriormente paso bajo el control de la corona de los reinos de Aragón, de Mallorca y de Francia.
Es Vauban (Sébastien Le Prestre, 1633-1707) quien dió a Colliure su aspecto actual justo antes de que el tratado de los Pirineos de 1659 lo incorporara definitivamente al Rosellón. En el curso de estas conquistas, el castillo fue ampliado y la ciudad modificada, pero Colliure mantiene todavía hoy de forma destacada las huellas de su pasado medieval.
Pieza maestra del dispositivo defensivo, es el Castillo Real clasificado como monumento histórico en 1922 y fue habilitado en el transcurso de los siglos XIII y XVIII. El fuerte de Saint-Elme, la iglesia Notre-Dame-des-Anges cuyos cimientos se bañan en el Mediterráneo o la torre de Madeloc participan en la reputación de la belleza de Colliure.
La ciudad conserva un encanto único, rodeada por calas, por una playa de guijarros, por un pequeño puerto, barcas típicas catalanas y callejones floridos. Pero, que nadie se equivoque, en Colliure se habla catalán, se pescan sardinas, se venden anchoas e incluso se duerme la siesta.
Aunque Colliure es relativamente pequeño, en todas partes encontrarás restaurantes, tiendecitas de artesanía y galerías de arte que esperan a los curiosos visitantes. Un tesoro de la Costa Vermella donde apetece encontrar una pequeña pensión para dormir y pasar una noche allí.
Anchoas de Colliure Con sal, marinada con vinagre, con aceite, con nata o tapenade, la anchoa sigue siendo la especialidad de Colliure. Este pescado azul, con una decena de centímetros de longitud, sigue siendo un emblema para Colliure convirtiéndole en destino gastronómico 1994. Diez años más tarde, la anchoa de Colliure conseguía la etiqueta europea y se convertía en indicación Geográfica Protegida. Hay que decir que en este pequeño puerto de la costa Vermella, se han encontrado restos de preparación de anchoas desde la Edad Media. La temporada de las anchoas dura de mayo a octubre, periodo en el que se pescan con red. Para merecer la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Anchoas de Colliure, hay que respetar un determinado número de pautas como salar las anchoas una primera vez en las doce horas siguientes a su captura. Traídas frescas a los talleres, los pescados son congelados y salados, descabezados y eviscerados a mano antes de ser colocados en fase de maduración en toneles, en capas intercaladas con sal, por un periodo que irá de tres meses a un año. Es en la sal donde la anchoa cogerá su color, su sabor y su olor. El Museo de Arte Moderno de Colliure Alabada por numerosos artistas, Colliure, apodada “la ciudad de los Pintores”, posee un museo de arte moderno dotado de una colección de 190 obras, regaladas por el pintor de origen ruso Jean Paské, iniciador del museo. Convertido en municipal, el museo ha dado cuerpo a su colección gracias a las donaciones entre las cuales se encuentra la de Balbino Giner. Los vinos de Banyuls y Colliure Es en el Languedoc-Rosellón, sobre el viñedo de Banyuls, donde se elaboran a partir de la Garnacha, vinos que, según su edad y las diferentes técnicas de cría y de envejecimiento, presentan una riqueza de reflejos pasando del oro, del granate, del rubí, de la teja, del caoba al negro del café. Esculpido en el curso de los años por la mano del hombre este viñedo de Banyuls echó raíces entre el mar y la montaña, sobre un suelo árido, atormentado por el sol y el viento. Los vinos de Banyuls y Colliure son ante todo vinos de placer. Estas viñas, expuestas a la generosidad del clima, dan vinos de expresión, ricos, potentes, elegantes y de raza, llevando en ellos el calor del sol y la rusticidad del suelo de esquisto. El viñedo de Banyuls, con más de 25 siglos de historia, es una verdadera obra humana “esculpida” y conservada por innumerables generaciones de viñadores. GUÍA PRÁCTICA Lugares de interésen Collioure : – el Museo de Arte Moderno en el Parador de los Templarios – el castillo de los Templarios, del siglo XII, otrora residencia de verano de los reyes de Mallorca Y Aragón – la tumba del poeta español Antonio Machado en el cementerio municipal – el museo de arte moderno «Fonds Peske» – los talleres de salazón de anchoa – viñedos y bodegas – la iglesia de Nuestra Señora des Anges. En las proximidades se encuentra la torre de Madeloc, con sus vistas panorámicas de la costa. Más información: www.collioure.com