Cómo visitar y lo mejor que ver en Fribourg (Suiza)
En este post os contamos cómo visitar y lo mejor que ver en la histórica ciudad de Fribourg . En el casco antiguo de la bonita ciudad medieval de Fribourg no desentona ningún edificio y el panorama desde la Basse Ville hacia la colina coronada por la torre de la catedral es de una armonía indiscutible.
Es la capital del cantón homónimo, esta ciudad bilingüe es un puente entre culturas. Y eso la dota de un carácter excepcional tanto a nivel arquitectónico como cultural. En sus alrededores nos sorprenderá descubrir los verdes pastos de La Gruyère, pueblos amurallados, castillos, lagos, viñedos y bodegas en un entorno natural y rural amante de los productos du terroir. |
Cómo visitar y lo mejor que ver en la histórica ciudad de Fribourg que es sólo uno de los 27 cantones de Suiza, que con un paro del 3.8%, un sueldo mínimo elevado y un nivel de civismo ejemplar es un país envidiable. Cantón bilingüe, mayoritariamente francófono, la capital se reparte entre un 80% de población francófona y un 20% de habla alemana.
Dato curioso, en general los alemanes hablan también francés, pero los franceses sólo entienden el alemán. También se habla patués y bolze – la inevitable mezcla de francés y alemán.
FRIBOURG, CIUDAD MEDIEVAL
Cómo visitar y lo mejor que ver en histórica ciudad de Fribourg, quizás sólo deberíamos decir que Fribourg tiene 67 edificios clasificados como patrimonio suizo – entre iglesias, edificios civiles, residencias privadas, puentes, murallas, escuelas, fuentes y un funicular de lastre – para hacernos a la idea de la riqueza arquitectónica de la ciudad.
Fundada en un meandro del río Sarine el 1157 por el duque Berthold IV de Zähringen, esta ciudad de 32.000 habitantes integrada en la Confederación Suiza en 1481 mantiene 200 fachadas góticas, que conforman uno de los cascos medievales mejor conservados de Europa.
Realmente no encontrarás ningún edificio, ninguna casa, ninguna construcción, que desentone con el resto, ya sea contemplando la vista desde el río hacia la colina o desde la colina hacia el río.
Tenemos que alejarnos a las afueras, bajo el moderno puente colgante de La Poya, para encontrar indicios de naves industriales y construcciones de sentido más práctico que estético. No en el casco antiguo. Incluso la central hidroeléctrica de Maigrauge-Oelberg, junto al puente de Milieu, parece un balneario.
L’Haute Ville (la Ciudad Alta) está presidida por la torre de la catedral de San Nicolás, patrón del cantón. Aunque su construcción se inició en 1283 no se terminó hasta 1490. Hallamos elementos góticos, barrocos y modernos (como vitrales modernistas de Józef Mehoffer y de los años 70-80).
Una de sus peculiaridades es el enorme rosetón, copia casi exacta del de Estrasburgo, en Francia, que desde dentro sólo se puede vislumbrar a través de un agujero en el techo debido a la construcción de la cámara que guarda el tesoro y las reliquias de San Nicolás. Otra peculiaridad son los dos órganos. Si tenéis la ocasión de subir a la torre de 74 m de altura, omnipresente en el perfil de la ciudad desde todos los puntos de vista, os recompensará con una vista panorámica sobre el casco antiguo.
Cerca de la catedral de San Nicolás encontramos el ayuntamiento de 1501, de estilo gótico tardío. Su salón acoge las reuniones del parlamento cantonal. Delante se alza una de las numerosas fuentes ornamentadas de la ciudad y un tilo plantado según cuenta la tradición para conmemorar la batalla de Morat.
En esta plaza topamos con el mercado semanal del sábado – ya he mencionado que es un cantón muy agrícola en el que se valoran los productos du terroir locales- y nos entusiasmamos con algunas verduras inusuales para nosotros, como los calabacines amarillos, los cebollines rojos, las calabazas… y productos como la moutarde de benichon – una mostaza elaborada con las peras botzi, una pequeña pera autóctona con DOP que se cosecha a finales de verano y con la que también se elabora un licor.
Y setas – boletus, trompetas de la muerte y rebozuelos-; aquí son aficionados a buscar setas en otoño. Además están cocinando un arroz solidario con setas en la plaza y el aroma inunda el mercado.
Cómo visitar y lo mejor que ver en la histórica ciudad de Fribourg, la ciudad destaca por una marcada tradición católica – gran parte de la Guardia Suiza Pontificia son originarios de esta ciudad. La única iglesia protestante se encuentra en el centro, casi delante del teatro Equilibre, por casualidad – básicamente cuando la construyeron estaba relegada a una punta pero el crecimiento urbano cambió esta situación. En frente hay un centro comercial bajo el que se conserva un pequeño fragmento de la antigua muralla.
Aquí empieza una calle peatonal con tiendas, restaurantes, bancos (inevitable no fijarse en ellos y bromear) y una estatua que llora para reivindicar la falta de acceso al agua en algunas partes del mundo. También encontramos el Cafè du Midi, inaugurado el 1877 y toda una institución de la fondue en la ciudad -si vuestro viaje no incluye una visita a La Gruyère (cosa para mí desafortunada) es una alternativa para probar este plato. Pero estando a media hora en coche y con disponibilidad de autobuses y trenes, recomiendo fervientemente la visita a La Gruyère.
Detrás del contemporáneo edificio del teatro Equilibre, en el parque Grand-Places encontramos uno de los hoyos del circuito de golf urbano y la curiosa fuente móvil Jo Siffert.
Desde el teatro per la Rue Saint Pierre vamos a parar a la Route des Alpes, que nos ofrece una panorámica increíble de la Basse Ville y de las colinas del otro lado del río, con algunas de las distintivas torres, como la de Bourguillon, la Lorette o La Torre Roja – antigua cárcel y lugar de ejecución.
Al principio de esta avenida topamos con la estación del Funicular Neuveville-Saint Pierre, de 1899, el último funicular de lastre que queda en Suiza. Funciona con aguas residuales – ¡100% sostenible! Enlaza la Haute Ville con la Basse Ville, 58 metros más abajo. Es tradición que, cuando se cruzan los dos funiculares, los niños de un lado choquen de manos con el conductor del contrario. También podéis bajar por la Escalier du Court-Chemin, que como su nombre indica es un atajo que nos ofrece además una buena foto del ayuntamiento.
LA CIUDAD BAJA
Cómo visitar y lo mejor que ver en histórica ciudad de Fribourg, continuando por el casco antiguo que se extiende colina abajo hasta la orilla del río, donde podemos encontrar algunos edificios significativos como el Grenier de la Planche, un antiguo almacén de grano de 1709 que hoy guarda los archivos del servicio arqueológico cantonal, con sus peculiares postigos pintados de blanco y negro (los colores del cantón).
Ya tocando al río entramos en el barrio alemán, cuna del bolze – el dialecto que mezcla los dos idiomas de la ciudad- al que se accede cruzando el puente de Berna, un precioso puente cubierto de madera del s. XIII, uno de los más antiguos de Suiza.
Desde del barrio alemán, pasando por el puente de Berna, se puede acceder a las gargantas del Gotteron, cascadas, senderos y corzos junto a la ciudad. Aquí se establecieron en el s. XIII los herreros y los molineros para aprovechar la fuerza del agua.
Cómo visitar y lo mejor que ver en la histórica ciudad de Fribourg, cuenta la leyenda que un dragón guardaba la entrada y protegía a la ciudad. Hoy, el dragón es el emblema del equipo local de hockey. Y lo que encontramos es una piscifactoría antes de las pasarelas que nos permitirán caminar río arriba. Para regresar tenemos dos opciones: un camino que empalma con el puente de Berna y otro que llega hasta el casco antiguo por la capilla de la Lorette, desde la cual podemos disfrutar de una gran panorámica de Fribourg.
Nosotros aprovechamos para comer en La Pinte de Trois Canards, un pequeño y acogedor restaurante de madera que sirve platos elaborados con producto local, fresco y de calidad. Es nuestra carta de presentación a la cocina fribourguesa y nos encanta. De postre pedimos la Coupe de l’armalli, una versión espectacular del tradicional merengue con doble crema y helado que nos espera en La Gruyère. Aquí han añadido pera caramelizada y caramelo y los presentan en forma de sombrero de pastor tradicional. Insuperable.
También probamos por primera vez los vinos suizos con el St-Saphorin Grand Cru, un chasselas con DO Lavaux, un vino blanco ecológico del cantón de Fribourg que el estado ofrece a dignatarios e invitados extranjeros en general como una carta de presentación. Se elabora en el Domaine des Faverges, un terreno cultivado por monjes y patrimonio de la UNESCO. Además, en el restaurante coincidimos con una coral que se despide cantando- en el cantón de Fribourg existe una gran tradición de canto coral.
CIUDAD DE AGUA, DE PUENTES Y DE FUENTES
Una ciudad con río es siempre una ciudad de agua. Uno de los elementos acuáticos más curiosos de Fribourg es la piscina amurallada de La Motta, construida por las familias en 1923 para evitar que los niños se ahogaran en el río. Seguramente sea la única piscina fortificada del mundo.
Otro elemento de agua que llama mucho la atención son las fuentes con columnas coronadas por figuras talladas en el centro. Hay once, construidas el s. XVI para competir con las de Berna. Son obra de Hans Gieng y de Hans Geiler. Y están todas rodeadas de arreglos florales que aportan un contrapunto de color a la piedra.
LOS PUENTES DE FRIBOURG
Y donde hay ríos, hay puentes. Fribourg presenta una combinación de estilos – desde la madera y la piedra antiguas hasta la modernidad resplandeciente del puente de La Poya (2004), el puente colgante más largo de Suiza, de 821 metros de longitud, que se eleva 170 metros por encima del río Sarine (Saane en alemán). De piedra es el puente de Zähringen, de 1924, que tiene dos niveles. Desde el piso superior nos ofrece una vista del barrio alemán, la muralla baja y los otros puentes, como el del Gotteron, que se alza 76 metros por encima de la garganta.
También es de piedra el puente du Milieu, de 1720 – que ofrece un buen ángulo fotográfico de la colina desde el meandro – pero el más bello, sin duda, es el de Berna, con sus pilares y travesaños de madera (y no podían faltar las jardineras de flores en las barandillas). Los autobuses que circulan por esta zona de la ciudad tienen que ser más pequeños para poder pasar.
En definitiva, Fribourg es una ciudad bonita y agradable para pasear – razonablemente factible a pie- y perderse por las callejuelas admirando su arquitectura, sus fuentes, sus flores y los bonitos distintivos cromados de forja con los escudos de locales comerciales, bares y restaurantes.
Os podéis sentar en uno de los miradores y tratar de identificar el estilo arquitectónico de los edificios que tenéis delante – que os recordarán distintos países de Europa: tejados de estilo francés, torres de tipo nórdico, tejados escalonados con un aire quizás más flamenco… En realidad nos cuesta ubicarlo y el motivo es que, como ya he mencionado, Fribourg es un puente entre culturas.
Y eso le proporciona una diversidad dentro de la armonía.Se han puesto en marcha varias iniciativas para declararla patrimonio de la UNESCO pero la propia población se niega. ¿El motivo? Tendrían que sacar los coches y someterse a algunas normas que dificultan la vida cotidiana – los friburgueses quieren una ciudad para vivir y no una ciudad museo. Los entiendo. Ahora tienen una ciudad hermosa y además funcional.
Una opción para una visita general que nos ayude a hacernos una idea de la ciudad es el Petit Train, que funciona entre mayo y octubre y ofrece dos circuitos, el tradicional (1h, 15F adultos) y el que pasa por el puente de la Poya (1.15h, 15F adultos). Salida y reservas en la oficina de turismo.
Otra forma manera original de recorrer la ciudad es el circuito de golf urbano, que pasa por 18 puntos estratégicos de la ciudad. Palo y pelota: 9F (adultos). Disponible en la oficina de turismo, Place Jean-Tinguely 1, en el edificio del teatro Equilibre. Pero como ya he dicho, es casi obligado salir de Fribourg para ir a explorar el cantón que la rodea.
CÓMO VISITAR Y LO MEJOR QUE VER EN LA HISTÓRICA CIUDAD DE FRIBOURG, INFORMACIÓN PRÁCTICA
DÓNDE DORMIR
Nosotros nos alojamos en el Hotel Aux Remparts (Porte de Morat. Tel: +41 263475656), ubicado en el exterior de una de las puertas de la muralla.
DÓNDE COMER
Pinte des Trois Canards. (Chemin du Gottéron 102. Tel: +41 263212822. Abierto de miércoles a domingo. Acogedor, cocina du terroir en un entorno natural junto al barrio alemán.
Cafè du Gothard. (Rue du Pont-Muré 16, Tél: +41 263223285). Muy céntrico, junto al ayuntamiento. Carta de productos locales y especialidades de temporada del cantón de Fribourg. www.le-gothard.ch
Hotel-Restaurant Au Savage (Planche-Supérieure 12, Tél: +41 263473060). Junto al puente de Saint Jean y el Grenier de la Planche, ofrece una cocina refinada en varios menús gastronómicos de degustación.
Podéis comprar vinos suizos y friburgueses en La Cantina del Mulino (place des armaux 1, frente al ayuntamiento). Vinos de todo el mundo.
CÓMO LLEGAR
El aeropuerto más cercano es Berna aunque nosotros volamos a Zurich con Swiss Air (www.swiss.com/es/es) des del Prat (y luego 2h de tren).
TRENES Y AUTOBUSES
Suiza tiene una buena red ferroviaria y buenas comunicaciones en autobús. Una opción es adquirir un Swiss Travel Pass, que permite el uso ilimitado de transporte por todo el país y entrada gratuita a más de 480 museos y atracciones. https://www.swiss-pass.ch/es/
SBB, CFF o FFS, dependiendo del idioma en el que estén las siglas, es la empresa ferroviaria suiza: https://www.sbb.ch/en/home.html
Sobre el cantón de Fribourg en general: https://www.fribourgregion.ch/en/