Descubriendo Minas Gerais en Brasil: Tiradentes
Tiradentes es una ciudad tranquila donde las haya. Con sólo 6.500 habitantes, se encuentra situada a 196 kilómetros de Belo Horizonte. Su origen se remonta al siglo XVIII, siendo una de sus principales características la conservación de su patrimonio arquitectónico prácticamente intacto. Eso se nota muy rápidamente al llegar. Calles empedradas de nivel irregular, hacen casi imposible circular en coche si no es un todo terreno. De sus casas sin cambio alguno, relucientemente pintadas de blanco, destacan las ventanas con vistosos y llamativos marcos así como las puertas pintadas con vivos colores como el azul, amarillo o granate. Ejemplo de ellos es la Rua Direita (calle Derecha), una de las calles más importantes de la pequeña ciudad. Se necesitan pocas horas en Tiradentes para sentirte en otra época y notar como el tiempo se ralentiza. Es aquí donde se oye el ruido del silencio en sus calles. Un lugar único para percibir y sentir esto.
Hoy, la ciudad histórica se ha convertido en la ciudad de los artistas, casas convertidas en tiendas artesanales con productos de decoración como pinturas, muebles tallados a mano, utensilios de cocina originalmente decorados e incluso arte sacro. Los anticuarios instalados casi en cada esquina también forman parte de esta oferta comercial. Es imposible no resistirse a la tentación de adquirir algún objeto que sin duda quedará estupendamente en nuestro salón. La cerámica que se produce en Minas es algo más que un mero producto turístico. Transmite en sus obras una forma de ver la vida, traducido por las manos de sus artesanos que llegan a confeccionar obras singulares y expresivas, llenas de identidad. Todos los elementos que ofrece el entorno son válidos para el artista: barro, telas, tallas de madera, piedras o forja de hierro. Son las manos mineras las que transforman ese material, impregnándolo de su propia cultura y de las costumbres de muchas generaciones, convirtiéndolo en una obra única.
GASTRONOMÍA MINERA Tirandentes es una ciudad volcada en la gastronomía minera, que aunque actualizada por el pasar del tiempo, mantiene claramente su raíz. El “Feijão tropeiro”, mezcla de frijoles, harina de mandioca, huevo, longaniza y col, ingredientes que resistían a largos viajes, ideal para los hombres que transportaban mercancías o animales y que andaban de paso por la zona. La “gallina pintada” es otro de los platos tradicionales, un ave de sabor intenso, servida con una salsa de vino tinto, que hace florecer de ella un sabor aterciopelado muy apreciado. Ni que decir tiene, que estos platos algo “pesados” son comidos de forma lenta y en compañía de una buena conversación y un buen vino. La gran oferta de restauración tiene siempre el mismo denominador, cocina tradicional oriunda de los esclavos y productos locales, cultivados por ellos mismos a poder ser. Preparada en cacerolas de piedra y en una cocina de leña. Esto hace que la gastronomía de Tiradentes esté tan bien considerada. Otro de los elementos tradicionales es el queso blanco, que es la base de la creación de la delicia más codiciada de la cultura gastronómica minera: el pan de queso. Un manjar de sabor original que conquista el gusto de locales y extranjeros. QUÉ VER Iglesia Matriz de Santo Antônio Construida entre 1710 y 1752, es uno de los principales monumentos del barroco ‘mineiro’. Destacan los altares con tallas doradas y techo de oro. El coro está decorado con guirnaldas de flores doradas y el órgano policromado rococó, de 1788. El proyecto de la fachada, reconstruida en 1810, es atribuido a Aleijadinho. Los viernes y domingos hay un pequeño espectáculo de luz y sonido de 15 minutos que narra la historia de la Matriz.
Iglesia Nossa Senhora do Rosário Considerada la iglesia más antigua de Tiradentes, fue levantada probablemente en 1708 por la Irmandade dos Homens Pretos (Hermandad de los Hombres Negros integrada por esclavos). Posee pinturas en el techo e imágenes de santos negros en los dos altares laterales. Chafariz de San José Fuente de tres cabezas aún en funcionamiento del siglo XVIII. Punto de encuentro de lavadoras y esclavos. Destaca su rara estatua de San Jose en Botas. Sorprende por tener similitud con una fachada de iglesia. Las tres salidas de agua se repartían para diferentes usos. La primera para el uso como agua potable (central), la segunda (izquierda) para abrevadero para animales y la tercera (derecha) para lavar ropa y consumo de agua potable para los esclavos.
Museo Padre Toledo La antigua casa del padre Toledo, uno de los artifices de la Inconfidência Mineira, sirvió de local para las reuniones del movimiento. Destacan los forros de las paredes pintados, obras de Mestre Ataíde (Maestro Ataíde) y una bandera del Impero de Brasil bordada con hilos de plata. Santuário da Santíssima Trindade Esta iglesia fue construida en 1810 en sustitución a la primitiva capilla, de 1776, con un interior sencillo. El edificio pasó a atraer peregrinaciones y fue elevado a santuario en 1962.
IMPRESCINDIBLE La compra de artesanía en alguna de las tiendas de alrededor de la Plaza Largo das Forras y una cena “minera” slow-food en cualquiera de los restaurantes de la Rua Dereita. Si te interesan las artes decorativas no te pierdas la Oficina Real do Papel Mache (Rua Frei Veloso 577), es curioso observar como a partir de papel de periódico se llegan a crear auténticas figuras, personajes y elementos decorativos de gran vistosidad.
Como curiosidad, merece una visita el nuevo Museo de la Liturgia. Historia del rito sacramental de América Latina. Cuenta con más de 420 piezas sacras del siglo XVIII al siglo XX. Es el único museo de esta categoría en Latinoamérica. Cuenta con instalaciones audiovisuales y terminales multimedia.
Es también de interés realizar una visita al encantador ayuntamiento (Camara Municipal) de estilo genuinamente colonial que conserva intacto su aspecto interno y externo.
Para finalizar nuestro recorrido por Tiradentes, no podría faltar un elemento histórico y nostálgico, la estación de tren. En 1984, se eliminó todo el tramo de vía estrecha de la línea de la Barra del Paraopeba. Su inauguración coincidió con la decadencia del ciclo del oro, por lo que el uso que se le dio fue el de aprovechar este nuevo medio para contribuir con la industrialización de la zona y transportar sus riquezas minerales. El tramo de linea comprendido entre São João del-Rei y Tiradentes fue reactivado en 2006 y mantenido como reclamo turístico. La locomotora llamada «Maria Fumaça» cada viernes, sábados y domingos emprende viaje de ida y vuelta con sus vagones de madera a través de sus railes estrechos pero aún firmes. Poco más de media hora te permite retroceder un siglo en la historia de esta región minera y disfrutar metro a metro del lento avance del tren.
PARTICULAR CLIMA
El otoño y la primavera son las mejores épocas de visita, cuando la temperatura y luminosidad valoran la ciudad, y el tiempo se pone bueno para quien quiere sacar fotos. En invierno, la temperatura cae considerablemente, principalmente por la noche. Por eso, se recomienda llevar siempre un abrigo. Este periodo no es propicio para bañarse en las cascadas, que permanecen con un nivel de agua bajo. En el transcurso del año la ciudad ofrece muchos y variados eventos y festividades. Los turistas se concentran en los bares y en las plazas, principalmente en la de Forras. Los fines de semana los jóvenes de ciudades vecinas suelen encontrarse en Tiradentes y en las tardes de domingo se celebran diversas actividades culturales al aire libre.