Túnez arqueológico, Colina de Byrsa y Termas de Antonino
No hay duda de que Túnez es un centro turístico que nos brinda maravillas exóticas, y nuestro deseo de pasar un buen rato de descanso se hace realidad. Si tenemos la oportunidad de comprender su patrimonio histórico, que es compartido por casi todos los países mediterráneos, entonces tendremos una buena combinación para pasar un buen rato.
No cabe duda de que tendremos la oportunidad de saciar nuestra sed de conocimiento y disfrutar de las innumerables huellas que dejaron en la época púnica y romana, porque son una de las reliquias mejor conservadas de la cuenca mediterránea del norte de África.
CARTAGO, COLINA DE BIRSA
Tres mil años de antigüedad son los que se le atribuyen a su fundación. Los primeros asentamientos que se realizaron en lo que posteriormente sería la urbe que dominará el comercio marítimo y militar del Mare Nostrum, fueron realizados por mercaderes Fenicios que comerciaban con las tribus númidas. A ello se le suma la leyenda de la princesa Dido (Elisa) cortando un pellejo de buey (denominado Byrsa, en griego) en finas tiras para perimetrar lo que fuera la primigenia ciudad de Cartago, capaz de hacer temblar a la poderosa Roma, disputando el control comercial y territorial en ambas orillas del Mediterráneo.
GUERRAS PÚNICAS
No fue hasta pasados 118 años de conflictos que dieron lugar a las llamadas guerras púnicas, que el general romano Publio Cornelio Escipión -conocido con el sobrenombre de “africano”-, consiguió derrotar al gran general Aníbal Barca y al ejército cartaginés en la batalla de Zama logrando la sumisión de la poderosa Cartago a la voluntad de Roma, la cual se convertiría en la provincia del Africa Proconsularis, la más rica de las provincias romanas del norte de África, y el granero de Roma.
GUERRA CIVIL, CÉSAR Y POMPEYO
Tiempo después fue un nuevo foco de las encarnizadas luchas por el poder en Roma con la derrota final de Marco Porcio Catón en Útica, uno de los más fieles seguidores del General Pompeyo el grande, . La provincia alcanzó su mayor gloria en tiempos de los emperadores Trajano, Adriano y Septimio Severo, nacido en Leptis Magna (África Tripolitania).
MUSEO DE CARTAGO
La visita a la colina de Birsa para iniciar nuestro recorrido histórico, llevará al recinto donde hoy se ubica el museo de Cartago y a la explanada donde se alza la Catedral de San Luis de Cartago. En este punto elevado se atribuye la ubicación del templo de Esculapio y el palacio de Dido, fundadora de la ciudad.
Las vistas sobre el golfo de Túnez son espectaculares desde el mirador, desde donde pueden apreciarse los restos de antiguas construcciones púnicas y romanas que se distinguen por capas superpuestas. La catedral fue erigida en 1884 en honor al rey de Francia Luis IX, que murió en el asedio de Cartago a causa de la peste bubónica en 1270 durante la séptima cruzada.
TERMAS DE ANTONINO
Declarado en 1979 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, lo que se conserva de la Cartago púnica es bien poco, de hecho, casi todo es romano, a pesar de ello descendiendo de la colina de Birsa hacia la costa con intención de visitar las imponentes ruinas de las Termas de Antonino, pasamos por la necrópolis púnica en la que se encuentran numerosas hornacinas funerarias de pequeño tamaño dedicadas a niños. Llegados a las termas no podemos dejar de quedar admirados por las dimensiones de este colosal edificio. Las termas están situadas en el extremo sureste del recinto arqueológico de Cartago, en la parte inferior de la colina actual de Bordj Djedid.
La construcción de los baños termales que llevan el nombre de Antonino Pío fue edificado prácticamente sobre el mar, después de un gran incendio que asoló la ciudad en el siglo II. Su construcción está fechada parcialmente entre el período de 145 y 162 d.C; al igual que la mayoría de los grandes edificios en el capital procónsul de África, y que representan el poder de la provincia. Pasear por este lugar nos transporta a una época de un esplendor sin par en el periodo de mayor crecimiento y expansión del imperio romano.
En la actualidad los vestigios se extienden sobre una longitud superior a 200 metros, a lo largo de la orilla. La reconstrucción de una de las columnas de frigidarium por una expedición arqueológica de Túnez en 1985, en el marco de la campaña internacional por la UNESCO (1972 – 1992) permite tener una idea de la magnificencia del lugar a la altura de la ciudad romana; con unas bóvedas que ascendieron a una altura superior a 29 metros, aproximadamente un edificio que tiene una altura de ocho pisos.
El conjunto termal se divide en dos partes simétrica, se organiza de manera similar a los edificios en la capital del imperio. En especial la alineación de los espacios climatizados, a la vez que presenta una solución original técnico y estético.
La mayor parte de las ruinas visibles se centran en el sótano, tan solo unos fragmentos conservados de la elevación del piso del cuarto de baño y fragmentos de mosaicos que a ese nivel se pueden llegar a apreciar. El edificio central se dividía en tres partes, cada una de las alas podía haber sido como reservado para cada sexo, siendo el espacio central común para ambos.
Los espacios existentes en cada ala son los vestuarios (apodyterium), la piscina caliente, la sala de fricción (destrictarium donde la limpieza se realiza con de esclavos para los usuarios con suficientes recursos), el horno (laconicum) caliente y seco, la palestra (un espacio para ejercicios deportivos cuya lucha y la plaza a diferencia de muchos otros sitios menos limitadas por el área disponible) y la gimnasia para el deporte al abrigo de la intemperie.
El acceso se realiza a través de cuatro puertas, dos de los cuales dieron en la plaza (el lado del parque actual), las dos partes laterales, teniendo cada uno su propio acceso. Además, dos espacios destinados a las letrinas podrían contener de 80 a 100 asientos de mármol.
La zona central común consistía por su participación en el caldarium, tepidarium (sala caliente) y natatio (piscina de natación) de largo por 49 metros de largo y 6 metros de ancho. El frigidarium era una habitación de más de 1000 m 2 destinado a baños fríos, apoyado por ocho columnas de granito 1,45 metros de diámetro, uno de las cuales fue objeto de “anastilosis” (reconstrucción metódica).