Marrakech, una sorprendente cercanía
Marrakech es una ciudad que ha sabido preservar sus tradiciones, con un patrimonio cultural y arquitectónico que la convierte en uno de los principales destinos del turismo internacional; una ciudad tan cosmopolita y actual como cualquier gran metrópoli. Marrakech, belleza salvaje, punto de convergencia entre Oriente y Occidente, aúna con acierto tradición y modernidad, jugando sin complejos con las contradicciones. Puerta del sur marroquí, al pie del gran Atlas y a la vez no lejos del inerte desierto. Marrakech, destino exclusivo como lo puede ser París, Londres o Roma, ha visto florecer estos últimos años resorts hoteleros de fama internacional, tales como Amanjena, los Riads Angsana, Mandarin Oriental o el Four Seasons que abrirán sus puertas próximamente. Los hoteles de lujo de Marrakech, como el Royal Mansour y La Mamounia, deben su lujo precisamente a su admiración por la artesanía marroquí. Retomando las prácticas ancestrales de los Maalem, maestros de las corporaciones de artesanos, utilizaron únicamente los materiales infinitamente nobles de un arte secular, sabiendo, no obstante, adaptarse al gusto actual. Si La Mamounia posee invariablemente una fama especial en todo el mundo desde hace cerca de un siglo, no es tanto por un confort material al que muchos otros establecimientos pueden aspirar, sino porque representa ante todo una promesa de calidad de vida. Cualidad que comparte con la ciudad entera y que es quizás su mejor baza: ofrecer la posibilidad de vivir una existencia placentera en un marco excepcional, rodeado de gentes que comparten ese mismo espíritu. Rodeada de magníficos paisajes, Marrakech multiplica sus puntos fuertes, convirtiéndose en un destino exclusivo apreciado por todo el mundo.
La ciudad acepta con entusiasmo el desafío de aunar unas prestaciones únicas de la mejor calidad, una profesionalidad especializada, calidad de vida y humanismo. El tiempo, más flexible, deja un margen para lo inesperado y permite desarrollar una inteligencia vital. Todos los sueños están permitidos para quien sabe apreciar los placeres: selectos hoteles de lujo, casinos, veladas en castillos, adquisiciones de objetos de arte o de Alta costura, desfiles de caftanes o gastronomía de grandes chefs. Marrakech tiene espiritu cosmopolita y un emergente vanguardismo. Cada vez son más los aventureros de la creación, de todas las nacionalidades, que la eligen como tierra predilecta para dejar libre curso a su inspiración. Diseño, arquitectura, decoración de interiores, moda y accesorios, artesanía, gastronomía, eventos… A Marrakech se acude tanto para escapar de la rutina y cargar las pilas como para divertirse y estudiar las tendencias internacionales. Seventies o retro-chic, glamour o New Age, habría que ser muy comedido para no dejarse seducir por la llamada de estas corrientes vanguardistas. Marrakech no es sólo la medina, el casco antiguo de la ciudad. Es también una antigua ciudad colonial –barrio de Guéliz y del Hivernage– a la vanguardia del urbanismo de los años veinte. Es un oasis urbano, al que las residencias de diseño contemporáneo de la Palmeraie confieren un aire de pequeña California. Es, por último, la muy en boga y moderna “zona industrial”, conocida como Sidi Ghanem, en donde se han instalado, seguros de su éxito, los showrooms más atrevidos… El gran interés que suscita el arte en todas sus variantes queda patente en Marrakech a la luz de las numerosas galerías de arte que han abierto sus puertas, así como de las residencias de artistas y las casas privadas dedicadas al arte.
DESCUBRIR LA CIUDAD
Marrakech no se reduce a algunos lugares de obligada visita. Es un mosaico de sensaciones, de instantáneas de talleres y puestos vislumbrados en la medina, de encuentros con sus habitantes, de recuerdos inolvidables ligados a los perfumes y las especias que se exhalan en los bazares. Para contemplar el bullicio de la Ciudad Roja, lo mejor es visitarla a últimas horas de la tarde. La Plaza Jeema El-Fna, corazón latiente de la ciudad y verdadero teatro al aire libre es declarada Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la UNESCO, le hará experimentar la magia de esta plaza intemporal en las horas del crepúsculo. Niños y mayores recordarán para siempre a los músicos, los encantadores de serpientes, los acróbatas y la animación febril que se apodera de este lugar al caer la noche. Lo ideal para disfrutar este espectáculo de la Plaza Jeema El-Fna es tomarselo con calma. Primero recomendamos sentarse en alguna de las terrazas que la rodean y empezar a observar el ajetreo, el montaje de las primeras paradas, los aguadores, los encantadores de serpientes, los musicos ambulantes…. y así, un sinfin de “fauna humana”. Después de tomar el té a la menta o cualquier refreso en la terraza, y ya al caer la noche, podéis empezar a disfrutar e integraros en este mar humano, cualquier rincón de la plaza es ideal para deambular sin destino prefijado. Pasaréis horas aquí. Entre otros sitios que no puede perderse están los siguientes: la Koutoubia, obra del arte hispano-morisco del siglo XII; la Menara y su majestuoso estanque rodeado de olivos centenarios; el Palacio de la Bahia; la madraza Ben Youssef, sin olvidar los bazares; todos ellos constituyen los lugares simbólicos de la Ciudad Roja.
DE COMPRAS
Vivir la experiencia de Marrakech significa forzosamente sucumbir al ritual de las compras, a la visita de los bazares y conocer su artesanía fruto de un arte ancestral. Y si eres un apasionado de objetos más contemporáneos o art déco, visite el barrio del Guéliz, con sus diseñadores, para hallar creaciones modernas. Otra visita obligada es a la zona industrial de Sidi Ghanem. Situada en la carretera de Safi a Marrakech, es una cantera de artesanos, creadores, artistas, decoradores, diseñadores que exponen sus creaciones originales, tradicionales o contemporáneas.
PARA ÉL Y PARA ELLA ¿HAMMAM O SPA?
En materia de belleza, las mujeres de Marrakech practican una serie de ritos ancestrales (aceite de argán, henna, ghassoul, saboun beldi, etc.) y utilizan productos naturales que encuentran en todas las herboristerías de la medina, pero también en famosas boutiques como les Sens de Marrakech, Nectarôme o LB Cosmetics. Marrakech, fiel a la tradición marroquí del bienestar, ofrece a sus visitantes sus secretos de belleza tradicionales, sus rituales de tratamientos y de belleza y su legado de antiguas costumbres. Desde el baño árabe en un hamman en la medina los cuales presentan una arquitectura tradicional aunque hay que prestar mucha atención en cual entrar (mejor pedir referencias en tu hotel) a los lujosos SPA de los grandes hoteles, los cuales siempre ofrecen la máxima garantía e higiene, con una decoración exquisita, aunque evidentemente no auténtica. La Ciudad Roja te invita a descubrir todos sus secretos, sólo tú pones el límite y las preferencias.
NO TE PIERDAS
Nectarôme – Jardines del Ourika. Nacido a los pies del Atlas marroquí, Nectarôme está situado en un jardín aromático ecológico, en el valle del Ourika, cerca de Marrakech. Nectarôme ha sido creado por un equipo que incluye un doctor especializado en los aceites esenciales, un doctor farmacéutico y un formulador cosmético. Este equipo, formado en el campo de la aromaterapia, crea para ti productos para el bienestar sanos, naturales, elaborados con ingredientes locales, que respetan el medio ambiente. Nectarôme une la sabiduría de la tradición ancestral marroquí y los conocimientos de la aromaterapia y de la fitoterapia modernas. Aqui podrás realizar un almuerzo a base de recetas tradicionales y luego disfrutar de un baño de pies con aceites esenciales o un masaje de manos y pies con aceite de argán.
DÓNDE ALOJARSE
Nuestras dos propuestas son diametralmente opuestas, no por ello mejor una de la otra. La primera, es Terres d’Amanar, ideal para familias o parejas que deseen disfrutar de la tierra que visitan y que deseen involucrarse en ella con actividades desde el primer minuto de su estancia. Nuestra segunda propuesta busca la exquisitez, casi la perfección en alojamiento, donde tú eres lo importante y así te lo demuestran, el Resort Palmeraie Golf Palace.
Terres d’Amanar se encuentra situado a 35 minutos de Marrakech, la finca de Terres d’Amanar ofrece al viajero, amante de la naturaleza y la evasión, unas vistas espectaculares a los pueblos bereberes y a las cimas del Alto Atlas. Totalmente adaptado al medio, este lugar, diseñado por el arquitecto marroquí Mohammed El Anbassi, apuesta por una arquitectura sostenible y antepone los espacios abiertos. Todo un ejemplo concreto de turismo responsable en Marruecos. Para los amantes del deporte, Terres d’Amanar ofrece estupendas rutas de tirolinas, puentes colgantes, accro park, escalada y rutas en bicicleta de montaña. Los amantes de las emociones fuertes podrán enfrentarse al vacío y admirar los vertiginosos cañones forjados por la erosión. Los más tranquilos podrán optar por los bolos bereberes, el tiro al arco en medio del pinar, jugar al polo subido a un asno, el yoga, la sofrología, talleres de artesanía, una noche de astronomía o incluso una sesión de cetrería. Ofrece asímismo rutas de senderismo, en asno o a caballo, para buscar plantas aromáticas, pigmentarias o medicinales usadas en la farmacopea tradicional. Todo una experiencia. www.terresdamanar.com
Resort Palmeraie Golf Palace . Situado a los pies del Atlas, el hotel se alza en pleno corazón del palmeral de marrakech de 13.000 hectáreas, un auténtico oasis de paz. Amplitud, lujo y exquisitez marcan este hotel. Sólo su spa cuenta con 5.000 metros cuadrados distribuidos en 4 plantas, quedando patente que el bienestar de sus huéspedes es su objetivo. Su filosofía se basa en la búsqueda de equilibrio entre los rituales marroquíes de belleza y el “arte de vivir asiático”. El resort cuenta con 314 habtiaciones, una variada oferta de restauración y animación nocturna para los que desean disfrutar del hotel todo el día sin salir de él. www.palmeraie-marrakech.com
MÁS INFORMACIÓN: www.visitmorocco.com [divider]NUESTRO VIDEO[/divider]