Estación Central de Amberes – Miradas Viajeras Capital Radio

La Estación Central de Amberes: Un viaje en el tiempo y el espacio
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Hoy vamos a hacer a un recorrido fascinante por una de las estaciones de tren más impresionantes del mundo. Para ello viajaremos hasta Bélgica, a la ciudad de los diamantes, para descubrir la majestuosa Estación Central de Amberes.
Cerrad los ojos –bueno, si estáis conduciendo, mejor no– e imaginad una catedral del transporte. Porque eso es lo que os encontraréis al llegar a la Estación Central de Amberes: un templo del viaje que conjuga historia, arte con un sistema de transporte moderno y actualizado.
Pero… ¿de dónde surge semejante maravilla?
Retrocedamos en el tiempo hasta finales del siglo XIX. La revolución industrial estaba en su apogeo, y Amberes, con su puerto bullicioso y su comercio floreciente, necesitaba una estación ferroviaria a la altura de su importancia. Así que en 1895 se puso en marcha la construcción de esta joya, bajo la dirección del arquitecto Louis Delacenserie. Su inspiración: el eclecticismo, con influencias del Renacimiento y el Barroco, e incluso toques bizantinos.
En 1905, la estación abrió sus puertas y… ¡vualá! Se convirtió en una obra maestra de la ingeniería y la arquitectura. No por nada la apodan la «Catedral del Ferrocarril».
Vamos a adentrarnos en su gran hall. ¡Ojo a la vista! Un inmenso domo de vidrio y hierro os da la bienvenida, elevándose hasta los 75 metros. A su alrededor, columnas majestuosas, arcos imponentes y detalles dorados que parecen sacados de un palacio real.
Cada rincón tiene su encanto, pero lo que realmente impacta es la mezcla de materiales: piedra, mármol y metal se combinan en una sinfonía visual. Y, por supuesto, no podemos olvidar su espectacular fachada, que nos recuerda a un castillo de cuento de hadas. ¿Quién dijo que una estación de tren no podía ser una obra de arte?

Pero no nos quedemos en la historia. Hoy en día, la Estación Central de Amberes es mucho más que una postal bonita. Es un hub ferroviario clave en Europa, con trenes de alta velocidad que conectan la ciudad con Bruselas, París, Ámsterdam, entre otras capitales.
Y aquí viene lo más interesante: ¡tiene cuatro niveles de vías! Sí, sí, cuatro. Un laberinto de trenes que permite una circulación fluida sin interferencias. Desde los trenes locales en la planta superior hasta los internacionales que parten desde los niveles subterráneos. Todo un ejemplo de eficiencia y modernidad.
Así que ya lo sabéis, la Estación Central de Amberes no es solo un punto de partida o llegada… es un destino en sí mismo. Si alguna vez pasáis por Amberes, no olvidéis visitarla y mirar hacia arriba, hacia los detalles, y dejaros maravillar por esta joya ferroviaria.