Turismo para proteger la Tierra: cinco planes sostenibles en el Alentejo
Siguiendo la máxima de proteger su patrimonio cultural y natural, el Alentejo se enfoca en un turismo que permita conectar con sus hermosos entornos y sus hospitalarias gentes, cuidando su esencia y promoviendo un slow travel que ejerza un impacto mínimo sobre sus tierras. Por su labor, esta región lusa fue elegida en 2022 por el renombrado diario estadounidense The New York Times como uno de los “52 destinos mundiales por un planeta cambiado” en los que el turista puede contribuir a un desarrollo más sostenible. Conservando lo que saben que es bueno, el Alentejo muestra un compromiso con su riqueza natural, ofreciendo experiencias únicas a sus visitantes.
Con ocasión del Día Internacional de la Madre Tierra, una efeméride celebrada el 22 de abril y proclamada por las Naciones Unidas para recordar la importancia de conservar la biodiversidad del planeta y protegerla de las agresiones generadas por la actividad del hombre, proponemos cinco planes para disfrutar de la naturaleza alentejana de manera sostenible:
1. Ampliar el horizonte desde una nueva óptica
Toda la sobrecogedora belleza de la región se despliega ante los ojos del viajero cuando se observa desde las alturas, permitiendo disfrutar de la quietud que caracteriza a los paisajes de la región desde una perspectiva distinta. Conocer el Alentejo mediante un paseo en globo aerostático no sólo es una experiencia inolvidable, sino que también es una opción de ocio respetuosa con el medio ambiente. Uno de los mejores enclaves para ello es el Lago de Alqueva, donde el azul del cielo se refleja en el agua y contrasta con los verdes campos colindantes. Por la mañana, los primeros rayos de sol crean una atmósfera de lo más especial.
2. Observar las estrellas más brillantes en la noche más oscura
Cuando cae la noche, el Lago de Alqueva, también Destino Starlight, se convierte en un espectáculo de millones de estrellas. La reserva de Dark Sky Alqueva, además de resultar idónea para hacer astroturismo, protege su cielo de la contaminación lumínica y vincula la actividad turística de la zona al desarrollo sostenible. Si el viajero desea dormir también bajo los astros, encontrará opciones como el Glamping Skies de Veiros, en Estremoz. En este hotel de cúpulas individuales con techos acristalados los más enamorados del cielo alentejano tienen garantizada una conexión total con la naturaleza y unas vistas privilegiadas a la cúpula celeste.
3. Llevarse un pedacito de la tradición artesana local
Los pueblos del Alentejo preservan tradiciones y oficios que se transfieren a modo de herencia de padres a hijos, cuidando sus históricas técnicas artesanas. Hablamos de auténticas obras de arte hechas a mano, como los tapices de Portalegre, las mantas de Mértola o las intricadas alfombras de lana de Arraiolos. Asimismo, en diversos puntos de Alentejo pueden adquirirse creaciones elaboradas a partir de corcho, un material cada vez más empleado en esta región repleta de alcornoques. Si el viajero desea ponerse manos a la obra, puede visitar los pequeños talleres de alfarería repartidos por Nisa o São Pedro do Corval y crear sus propios productos de cerámica en talleres como el ofrecido por São Lourenço do Barrocal.
4. Seguir la producción de la exquisita gastronomía alentejana
La materia prima de proximidad y el apoyo a los productores locales forman parte del ADN de la auténtica gastronomía alentejana. A través de las rutas enogastronómicas “De la tierra a la mesa”, conformadas por cinco grandes rutas divididas en 17 recorridos, los viajeros más gourmets podrán familiarizarse con los productos y procesos sostenibles que dan lugar a los manjares y vinos con denominación de origen de la región. Entre catas de aceites y caldos, visitas a puestos pesqueros o actividades como la vendimia, uno podrá descubrir de primera mano los secretos mejor guardados de estos productos frescos y de altísima calidad.
5. Desvelar paisajes recónditos a pie o a golpe de pedal
Es posible disfrutar de panorámicas protagonizadas por amplias llanuras, playas vírgenes, bosques de olivos y alcornoques o idílicos pueblos de casitas blancas gracias a la densa red de rutas senderistas que atraviesan el Alentejo. Entre las más conocidas para realizar a pie se encuentran la Ruta Vicentina y el TransAlentejo, mientras que los amantes de la bicicleta cuentan con grandes travesías como la ruta ciclista de San Mamede. Todas ellas están conformadas por tramos de diversa extensión y dificultad para explorar las panorámicas más impresionantes de la región al propio ritmo, descubriendo la riqueza de estos bellos entornos naturales.
Más información en: www.visitalentejo.pt/es/