Soria se viste de Semana Santa

 Soria se viste de Semana Santa
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Sobria y de hondo calado religioso, la Semana Santa en la provincia de Soria alberga algunas de las manifestaciones religiosas más llamativas y peculiares de la Región. Tal es el caso de la localidad de Ágreda, donde se celebra la Exaltación de la Corneta, el Tambor y el Bombo, o Soria capital, cuya Semana Santa es la única en Castilla y León que sigue de forma perfectamente cronológica lo acontecido durante la Pasión de Cristo. Y todo ello, aderezado con la gastronomía típica de la provincia en estas fechas, protagonizada por las torrijas y la limonada.

 

 La Semana Santa llega un año más a la provincia de Soria, ofreciendo al viajero la excusa perfecta para disfrutar de los innumerables atractivos que alberga este destino, tales como su patrimonio histórico-artístico, con más de 300 testimonios de arte románico, su contundente gastronomía y su riqueza medioambiental. Y todo ello, en un momento donde tienen lugar algunas de las manifestaciones culturales y religiosas más espectaculares de sus poblaciones.

El ambiente propio de la Semana Santa en la provincia de Soria se respira desde el tercer Domingo de Cuaresma, cuando la localidad de Ágreda celebra la Exaltación de la Corneta, el Tambor y el Bombo, una espectacular cita sonora a la que acuden bandas no sólo de Castilla y León, sino también de Aragón, Navarra y La Rioja. Además, las procesiones del Viernes Santo en esta población y sus 13 pasos cuentan con la declaración de Interés Turístico Regional. Está jornada está protagonizada por la cofradía de la Vera Cruz, la segunda más antigua que perdura en la provincia de Soria, fundada allá por 1556. A sus miembros se les llama ‘felipecuartos’ porque su vestimenta es de la época de dicho rey, del que fue consejera la venerable sor María Jesús de Ágreda.

No menos relevante es la Semana Santa de El Burgo de Osma, declarada igualmente de Interés Turístico Regional, y que destaca por la bendición de los ramos y la procesión con la borriquilla del Domingo de Ramos, el vía crucis del Martes Santo, la nocturna de El Perdón el Miércoles Santo o la Misa de la Cena del Señor, el Jueves Santo, y su tradicional lavatorio de los pies, un rito que se repite en muchos pueblos de la provincia y en el que doce escolares representan a los apóstoles.

Los momentos de mayor emoción en El Burgo de Osma se viven, sin embargo, el Viernes Santo, cuanto toda la población se transforma en el escenario de una procesión que cuenta con una veintena de pasos, además de un penitente que porta una cruz con cadenas, cientos de personas caracterizadas como soldados romanos y pueblo hebreo, además de la solemne banda de cornetas y tambores.

Por otro lado, la Semana Santa de Soria capital, que también cuenta con la denominación de Interés Turístico Regional, es la única de Castilla y León en seguir con precisión cronológica lo acontecido durante la Pasión de Cristo. Así, y a través de los distintos pasos y episodios que se suceden cada día, Soria presenta su singular obra dramática, en la que los diferentes pasajes bíblicos desfilan por calles y plazas relatando la muerte y resurrección de Jesús.

Pero son muchos los pueblos que salpican la geografía soriana a lo largo de estos días y no menos interesantes resultan sus manifestaciones religiosas. Tal es el caso de Alcoba de la Torre, localidad conocida como la ‘Jerusalén Soriana’ por su espectacular representación de la crucifixión de Cristo en Viernes Santo.

Sin olvidar, como no, localidades como San Esteban de Gormaz, Almazán, Ólvega, Medinaceli, Covaleda, Arcos de Jalón, Dévanos, Fuentelmonge, Langa de Duero, Pedrajas, Retortillo de Soria, San Leonardo de Yagüe, Talveila, San Pedro Manrique, Serón de Nágima, Berlanga de Duero, Molinos de Duero, Almarza, Vinuesa, Somaén o Navaleno, entre muchas otras, donde las tradiciones litúrgicas y las costumbres populares propias de estas fechas siguen plenamente vigentes.

Finalmente, la Semana Santa en la provincia de Soria no sería lo mismo sin los productos gastronómicos propios de esta época como las torrijas y la limonada. Las primeras se elaboran con rebanadas de pan del día anterior, sumergidas en leche y rebozadas en huevo, que se fríen en la sartén, y espolvoreadas luego con azúcar y canela, o con miel. La limonada, por su parte, se prepara a partir de vino caliente con azúcar, al que se agrega después zumo de limón y ramitas de canela, dejándolo reposar durante unas horas antes de consumirlo.

 

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