Real Fuerte de la Concepción, la estrella de Lord Wellington
Felipe IV ordenó construir esta inmensa fortificación en la frontera entre Salamanca y Portugal que hoy se alza como uno de los alojamientos más singulares del país
Soldados españoles, portugueses, franceses y británicos. La historia del Real Fuerte de la Concepción se cuenta por batallas y por sus protagonistas. Esta estrella de ocho puntas, levantada en piedra de granito, ha sido escenario de la lucha de las tropas del duque de Osuna por el trono portugués y del levantamiento en armas frente a Napoleón. Más de dos siglos han pasado desde el final de su construcción. Tras unas intensas obras de rehabilitación, hoy la fortaleza es un imponente alojamiento con 16 exquisitas suites, salones para reuniones, deliciosas propuestas de alta gastronomía en su restaurante El Escuadrón y decenas de rincones donde detenerse porque, ¿a quién no le gustaría dormir en un monumento repleto de comodidades?
Corría la segunda mitad del siglo XVII cuando Felipe IV, monarca de España por aquel entonces, se propuso recuperar el trono de Portugal. Encomendó al duque de Osuna la construcción de una fortaleza que sirviese de acantonamiento para los ejércitos españoles que debían ayudar en dicha misión. Fue así como empezaron los trabajos de edificación del Real Fuerte de la Concepción el 8 de Diciembre de 1663, festividad de la Inmaculada Concepción -de ahí su nombre-. Este primer fuerte disponía de capacidad para 1.500 infantes y 200 jinetes. Sin embargo las tropas españolas fueron derrotadas por los portugueses y el Rey quitó el mando a Osuna de sus ejércitos en la frontera y ordenó la demolición del edificio.
No será hasta el reinado de Felipe V cuando el ingeniero militar Pedro Moreau construya entonces sobre las ruinas del anterior un nuevo Fuerte de la Concepción, con forma de estrella de ocho puntas, encargando la decoración de su puerta principal a Manuel de Lara Churriguera. Las labores no culminan hasta 1758, pero a la fortaleza le esperarán cinco décadas de olvido y abandono, hasta que en torno a 1808 Lord Wellington y su ejército anglo-español convierten este escenario en campo de batalla durante sucesivas etapas de las llamadas Guerras Napoleónicas, logrando vencer en 1811 a los franceses en el Real Fuerte de la Concepción. Un año después, Francia ya camina de derrota en derrota hasta su total expulsión de la Península Ibérica.
Dos siglos han pasado desde entonces. Más de 200 años en los que esta fortaleza ha sido cantera, establo de los ganados del cercano pueblo Aldea del Obispo e incluso tierra de cultivo para champiñones… y siempre con sus puertas abiertas, para que familias, grupos de amigos y parejas pasearan por sus dependencias y sobre las bucólicas ruinas. De hecho, el fuerte ha pertenecido durante tanto tiempo a la vida cotidiana de los aldeanos que se dice que no hay casa en el pueblo a la que le falte una piedra de aquellas ruinas.
Una estrella de cuatro estrellas
Declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en categoría de Monumento en el año 1992, el Real Fuerte de la Concepción empezó a experimentar una intensa rehabilitación en 2006 para ser convertido en uno de los establecimientos turísticos más peculiares de la escena española. El foso que rodea toda la construcción, sus vastas murallas, de casi diez metros de altura, y un patio de armas de 3.000 metros cuadrados completamente ajardinado dan la bienvenida a cada visitante en una estampa que evoca a un lejano pasado.
A cada lado del patio de armas se distribuyen nueve puertas, que dan entrada a las naves donde soldados, jinetes y caballos descansaban. Estas casernas abovedadas y a prueba de bombas, de 70 metros cuadrados cada una, hoy son suites decoradas con un estilo único, dotadas de todas las comodidades para un descanso óptimo -constan de dormitorio, baño, vestidor y salón independiente-. Actualmente están disponibles para los huéspedes 16 habitaciones, si bien en pocas semanas esta cifra ascenderá a 35, con estancias de incluso mayor capacidad y con espacios únicos como jacuzzi y terraza privada, formada por rincones recuperados de las murallas tras ser dañados por las explosiones, donde el color del granito se mezcla con la tintura de la pólvora. Asimismo, algunas disponen de toques sorprendentes, como son los accesos exclusivos desde el foso a través de puertas secundarias.
Escaparse al Real Fuerte de la Concepción significa revivir una época de batallas y lucha de tronos, momentos históricos que mantienen su esencia en las poblaciones cercanas de la frontera con Portugal, como es el caso de las ciudades fortificadas de Almeida y Ciudad Rodrigo. Destinos que aseguran recorridos turísticos sumidos en aromas y sabores añejos, que se combinan a la perfección con las propuestas gastronómicas de El Escuadrón, el restaurante del Fuerte, fiel a la tradición culinaria española.
Su cocina combina los excelentes productos locales con las más modernas y exigentes formas de hacer, resultando creaciones tan exquisitas como Hojaldre de revuelto de farinato con semillas de sésamo negro y pluma de manzana; Tradicional de patatas meneás al estilo salmantino con sus clásicos torreznos; Tortellini de pasta fresca con borraja de Huesca y secallona oscense al pesto genovés; Puchero de garbanzos con D.O. Fuentesaúco cocinados a fuego lento con bogavante; o Cremoso de natillas de regaliz negro con isla flotante de queso Mascarpone en clave de sol. Todo ello, maridado con una extensa carta de vinos de alta categoría y listos para saborear en los tres comedores de la fortaleza, distribuidos en el edificio principal, con capacidad para más de cien comensales en este escenario arquitectónico de gran valor patrimonial. Además, en primavera y verano los clientes pueden disfrutar de los platos en los diferentes espacios que se habilitan en el patio de armas.
Tanto el hotel, con su arquitectura idílica, y su restaurante, con gran variedad de menús y creaciones, constituyen un gran atractivo para la celebración de eventos de empresa que se complementa con los ocho salones que ofrece Real Fuerte de la Concepción de diferentes capacidades, si bien el patio de armas permite albergar a 1.000 personas entre sus muros. Una atmósfera que, decorada al mínimo detalle creando un ambiente único, es el escenario de ensueño para las bodas. Y no únicamente para los banquetes, con capacidad para más de 300 invitados, sino también para las ceremonias, tanto civiles –la fortaleza cuenta con un salón privado que los protagonistas podrán decorar a su gusto para tal fin- como religiosas, ya que la cubierta del Fuerte, plenamente transitable, cuenta con la antigua capilla militar que, aún en ruinas, se encuentra consagrada por la Iglesia y acoge ceremonias nupciales religiosas-.
Real Fuerte de la Concepción es un lugar donde las emociones comienzan nada más ascender el páramo donde se alza, y donde se multiplican tras atravesar sus puentes levadizos sobre los fosos. Un monumento para recorrer e investigar, disfrutando del brillo que le ha devuelto esta nueva vida a la estrella de Lord Wellington.
Sobre Real Fuerte de la Concepción.
En Aldea del Obispo, población salmantina fronteriza con Portugal, se alza este alojamiento de cuatro estrellas ubicado en una fortaleza del siglo XVIII, construida por orden de Felipe IV, con forma de estrella de ocho puntas. Este edificio, Bien de Interés Cultural y uno de los escasos ejemplares del estilo Vauban, jugó un importante papel defensivo durante la guerra con Portugal y la invasión napoleónica, siendo uno de sus principales ocupantes Lord Wellington y su ejército. El establecimiento cuenta con 16 suites decoradas con gusto exquisito, un patio de armas de 3.000 metros cuadrados, diferentes salones para eventos y su restaurante ‘El Escuadrón’, con deliciosas propuestas gastronómicas para los paladares más exigentes.
www.fuertedelaconcepcion.com