Las Islas Baleares, un destino repleto de historia y cultura
Las Islas Baleares con su magnífica climatología y sus costas bañadas por el mar Mediterráneo, poseen un patrimonio histórico y cultural que las convierte en un destino idóneo para experimentar en primera persona. Actualmente centran sus ejes de comunicación en la promoción del segmento cultural y gastronómico con una propuesta que va más allá del tradicional turismo de sol y playa y de la que gozar durante los 365 días. Bienvenido a la tierra pintada por Joan Miró, a los orígenes talayóticos y a un espacio natural único e indiscutible.
Gracias a su situación geográfica, Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera han sido testigos del asentamiento de sus tierras a diferentes pueblos y moradores desde hace más de 2000 años. La presencia romana y árabe es solo un ejemplo de quienes han dejado constancia de un patrimonio cultural casi inabarcable. Palma, Pollentia o Alcudia aún conservan estos vestigios que conviven con el extraordinario arte gótico que se refleja en emblemática Catedral de Mallorca, el Castillo de Bellver-la Llotja o el Monasterio de Lluc, en Escorca. Por otro lado, la figura de Miró es otra de las señas de identidad de Mallorca. En su obra de la década de los sesenta y setenta refleja fielmente a la Palma más cultural y artística.
Sin duda, estos elementos se funden con las múltiples muestras de artesanía que hunden sus raíces en esta tierra (cerámica, tejidos, especialmente la `roba de llengües´, una típica tela mallorquina, el vidrio soplado y, por supuesto, las perlas de Manacor).
Otra de las señas de identidad es la cultura talayótica que va intrínsecamente ligada a Menorca. El talaiot, que da nombre a esta cultura, es una construcción de planta circular o cuadrada con forma de torre. A pesar de ser muchas las muestras talayóticas encontradas, los expertos aún desconocen si eran fortificaciones defensivas, monumentos funerarios, cuevas o simplemente habitáculos. Este rico y pasado remoto se ha propuesto para ser reconocido como Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Se trata de un título que acompañaría a la belleza paisajística y natural de la isla que ya cuenta con el de Reserva de la Biosfera desde 1993.
Otro de los vértices que conforman las islas es Ibiza. Cuenta con un rico patrimonio histórico y cultural en el que destaca el recinto amurallado de Dalt Vila, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1999 al considerarlo la fortaleza costera mejor conservada del Mediterráneo. Las murallas, las casas señoriales, la iglesia de Santo Domingo o Casa de la Curia, la necrópolis del Puig des Molins, el Castillo o la Catedral son buena muestra de la encrucijada histórica que ha mantenido con el archipiélago. El viajero tropezará con edificaciones defensivas e iglesias-fortaleza como las de los montes sagrados de Santa Eulària y Sant Miquel, únicas en el mundo y concebidas para proteger a la población del ataque de los piratas.
Dicen que es el último paraíso del Mediterráneo y algo debe tener Formentera, a la que sólo se puede llegar por barco, sabiendo compatibilizar el turismo con el cuidado del medio ambiente -su pradera de posidonia es Patrimonio de la Humanidad desde 1999-.
Es cierto que no se ha excavado más que una pequeña parte de su patrimonio, pero parece ser que a finales del tercer milenio a.C. Formentera ya estaba habitada. Fruto del acontecer histórico son, por ejemplo, los yacimientos prehistóricos de Cap de Barbaria, el sepulcro megalítico de Ca na Costa o el castillo romano de Can Blai, las iglesias de Sant Francesc Xavier, la del Pilar de la Mola
Sea cual sea el motivo del viaje a las islas, –poseedoras de 8 estrellas Michelin-, hay un ingrediente que siempre debe acompañar al viajero y es su oferta culinaria. La variedad, la calidad, la tradición y la vanguardia son los pilares en los que se centra su cocina que ha sido herencia de tradiciones árabes, británicas o francesas. El Queso de Mahón, Aceite de Mallorca, Vinos Binissalem y Vinos Pla y Llevant o Aceitunas conviven con productos con el sello de Indicación Geográfica Protegida como la ensaimada, sobrasada y almendras. Aunque realmente especial es también la sal líquida de Formentera, una sal natural que no lleva aditivos y que recibe el efecto de la posidonia oceánica de la Reserva Marina.
Las islas, además, combinan el buen clima con una amplia oferta en infraestructuras y conexiones aéreas con toda Europa.
Para más información visita: www.illesbalears.es