Descubre la ciudad Romana de Clunia en Burgos

 Descubre la ciudad Romana de Clunia en Burgos
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Ubicada en la localidad de Peñalba de Castro, Clunia Sulpicia llegó a ser una importante urbe dentro del Imperio dotada de Foro, Teatro, Termas y Necrópolis

 

Origen del primer europeo, raíz la lengua castellana, cuna de historia y cultura, pero también de mitos y leyendas, la provincia de Burgos atesora vestigios de antiguas civilizaciones que merecen ser descubiertas. Entre ellas destaca Clunia Sulpicia, la que fuera una de las mayores y más prósperas urbes de la Hispania Romana. El yacimiento conserva diversas construcciones que datan de entre los siglo I y V, como casas con mosaicos, termas imperiales y un teatro excavado en la roca que presume de ser uno de los más grandes de todo el país, apto para alojar a 9.000 personas.  Un teatro vivo que acoge, durante todo el año, importantes citas culturales, entre ellas el Festival de Verano de Clunia.

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Ya sea estudiando Historia o viendo las películas de Indiana Jones, todos hemos deseado alguna vez ser arqueólogos y vivir la emoción de encontrar los restos de alguna misteriosa civilización de otra época. En la provincia de Burgos, es posible vivir esta experiencia gracias a yacimientos como el de Clunia Sulpicia. Las ruinas de la antigua ciudad romana, ubicada en el municipio burgalés de Peñalba de Castro, descubren restos recuperados de la que fuera una floreciente urbe del Imperio romano.

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Una ciudad que contó con el estatuto de municipio romano desde el reinado del emperador Tiberio (14-37 d. C.) y, con él, la capacidad de acuñar monedas con su efigie y los nombres de los magistrados de la ciudad, quattuor viri y aediles. Más adelante se convirtió en capital de convento jurídico y, como tal, pasó a ser un gran centro jurídico y religioso, con control sobre un amplio territorio con el que se comunicaba por medio de importantes vías que pasaban por la ciudad.

Al calor de este crecimiento, Clunia desarrolló una importante arquitectura y obras civiles, a través de cuyos restos se puede comprender la forma de vida de sus antiguos habitantes. Destacan el Foro, el espacio urbano más característico de las ciudades romanas, que se sitúa en la parte más elevada del cerro y donde tenían lugar las actividades más significativas, y el Teatro, del siglo I, uno de los más grandes del Imperio, que aprovecha una ladera en forma de media luna para acoger un graderío apto para 9.000 personas. Aún hoy se utiliza para acoger, cada temporada, el Festival de Verano de Clunia, al que acuden más de 3.000 personas para asistir a conciertos y representaciones de obras clásicas y contemporáneas.

Las Termas constituyen otro importante atractivo. En su origen una infraestructura dirigida a cumplir una función higiénica, en realidad el baño era para los romanos un acto social de primera magnitud. Allí conversaban, leían, comían, recibían masajes y hacían ejercicio. Los edificios termales, su mantenimiento y el pago de sesiones de baño eran un modo habitual de promoción política. En Clunia se conocen tres edificios termales: las pequeñas Termas del Foro y los dos edificios del conjunto termal de Los Arcos.

Y, por último, la Necropólis, ubicadas fuera de los límites de la ciudad, junto a las vías de acceso, y en la que se conservan los restos de un gran mausoleo conocido como El Torreón del que proceden varias inscripciones funerarias.

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También merece la pena visitar alguna de sus casas romanas, de construcción característica con una serie de dependencias agrupadas en torno a patios. Como gran urbe de su tiempo, Clunia cuenta con ruinas de distintos tipos de vivienda adecuados a todas las clases sociales. Las casas más pudientes disponían de espacios nobles de recepción y vivienda familiar dotados de mosaicos y pinturas, así como de grandes espacios ajardinados. Muchas de ellas contaban con parte de las habitaciones construidas bajo tierra, que servían de abrigo para el frío invierno y aliviaban del rigor del caluroso verano.

La Casa de Taracena, en el centro de la ciudad, la Casa Triangular, de modestas proporciones pero original factura, la Casa de Cuevas Ciegas o y la casa conocida como Número 3, de grandes proporciones, son algunas cuyas ruinas aún pueden visitarse y que permitirán conocer la vida cotidiana de los antiguos pobladores de Clunia.

Pese a su esplendor, la ciudad entró en decadencia y, a partir del siglo VII fue abandonada, redescubriéndose en el siglo XVIII por Juan Loperráez, canónigo de la catedral del Burgo de Osma, quien inició las excavaciones. Desde entonces se han sucedido los trabajos para devolver a Clunia su esplendor perdido y, sobre todo, para recomponer las huellas de una historia apasionante que merece ser descubierta.

Fotografía © Miguel Ángel Muñoz – RV EDIPRESS

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