Cork, de pura cepa irlandesa

 Cork, de pura cepa irlandesa
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Si eres de los que no pueden esperar a 2010 para empezar a planear el primer viaje del año, ya puedes ir señalando en un mapa la ciudad de Cork. Lonely Planet acaba de nombrar a esa ciudad irlandesa como una de las diez mejores del mundo para visitar en el próximo año. Razones para tal merecimiento no le faltan: acogedora, divertida, interesante, amigable y repleta de historia y de leyenda. Así que desempolvad el hatillo y a deambular por tan hermosa ciudad. Simplemente regresaréis encantados.

Situada en el agreste sur de Irlanda su verde refulge tanto como sus tradiciones. No en vano, es una de las raíces madre de la isla Esmeralda.  Adentrarse por sus callejuelas estrechas, muelles vapuleados por las olas, sus casas de estilo georgiano sus mercadillos dicharacheros, cautivan a todos sus visitantes sin excepción. Si todavía Cork no les ha tentado, sólo añadir que es célebre por la amabilidad de su gentes.

Una vez en el condado de Cork, el más grande de Irlanda, convendría empezar el día por un paseo por el puerto y empezar a echar un vistazo a las delicias que se asoman por allí como su fabulosa langosta por ejemplo. Si se os ha abierto el apetito, sólo decirlos que no sólo de marisco viven los lugareños,  ésta ciudad es un paraíso culinario, por algo se conoce a la zona como “El condado gourmet de Irlanda”.  Uno de los muchos restaurantes y cafés tradicionales de la ciudad es el Café de la Paix, donde su mayor encanto está, comida a parte, en su pequeña terraza con vistas al río Lee.

La intensa vida comercial de Cork nos lleva a visitar el English Market, famoso por sus huevos con mantequilla y bacon, donde entraremos de lleno en el típico ambiente irlandés, animado y amistoso. No muy lejos y adentrándonos en la historia llegamos a Shandon, un interesante barrio donde destaca la Catedral protestante de San Finbarr y el Museo de Cork.

Desde el arte, pasando por la música, artesanía y literatura, Cork se enorgullece de su fantástica oferta cultural, muy reconocida, al ser declarada Capital Cultural Europea en 2005. Siempre es gratificante un breve recorrido para disfrutar del Palacio de la Ópera, La Galería de arte de Crawford y del Firkin Crane Centre.

Antes de finalizar el día, nos queda una última parada obligada en la que vivir una experiencia de cuento de hadas. En las inmediaciones de la ciudad se encuentra el Castillo de Blarney, una fortaleza medieval repleta de historia y hogar de la legendaria piedra de Blarney (en inglés: adulación ), de la cual se dice que si la besas boca abajo, te será concedido el don de la elocuencia. A lo largo de la historia muchos personajes ilustres han pasado por Blarney, entre ellos destacan Sir Walter Scott y Winston Churchill, y desde luego, a este último capacidad oratoria no le faltaba.

Además no sé si saben que quién visita Irlanda repite. ¿Por qué? Miles de razones.

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