Cinco cosas que se pueden hacer en un balneario
Un balneario es un centro al que la gente acude, tradicionalmente, para recibir un tratamiento de salud y bienestar. Pero existen muchas otras posibilidades para el viajero, ya sea para disfrutar solo o en compañía, como saborear la rica gastronómica de sus restaurantes, disfrutar del ocio que ofrece el entorno en el que se ubican y conocer la cultura, la historia y el patrimonio que lo rodea, casi en cualquier época del año.
¿Por qué decide el viajero tomarse unos días de descanso en un balneario? Esa misma pregunta se han hecho en Extremadura Termal, la marca bajo la que se identifican los centros termales que integran la Asociación de Balnearios de Extremadura, y la respuesta se puede resumir en cinco puntos clave:
1. Primero y más evidente, hasta el momento, la motivación médica. Los balnearios han sido hasta principios del siglo XX lugares de retiro a los que la gente acudía para recibir tratamientos de salud, con los que mejorar su bienestar y calidad de vida, aprovechando las propiedades de las aguas termales.
2. En segundo lugar, el descanso. Los balnearios suelen ser centros en los que se respira paz y tranquilidad en cada rincón. Por eso se convierten en una opción perfecta para disfrutar de una escapada, ya sea solo o en compañía, en cualquier época del año.
3. La gastronomía desempeña un papel cada vez más destacado dentro de la oferta de los centros termales. Se cuida el producto, de primera calidad, y su elaboración, donde se combina el saber hacer de los platos más tradicionales con las nuevas técnicas culinarias de vanguardia. El resultado es una carta deliciosa para el paladar y beneficiosa para la salud.
4. El entorno en el que se ubica el balneario es otra de las motivaciones que llevan al viajero a seleccionar los centros termales como destino para un viaje de fin de semana. Enclavados en entornos naturales, rodeados de bosques, vegetación frondosa, lagos y dehesas, entre otros muchos paisajes típicos extremeños, o junto a pueblos con encanto y pintorescos, que hacen de ellos los nuevos destinos para pasar unos días de vacaciones.
5. Y conocer la cultura y el patrimonio que alberga cada estación termal. No hay que olvidar que muchos de los balnearios de nuestro país datan de época romana, tiempo de termas y baños públicos en los que los soldados reponían sus fuerzas aprovechando las propiedades de los manantiales de aguas mineromedicinales. Muchos de los balnearios que han llegado hasta nuestros días aún conservan piezas de esta época, convirtiéndose en auténticos museos vivientes de un pasado termal glorioso.