Algarve, un paraíso para la práctica de surf
La Costa Vicentina esconde entre acantilados, ensenadas y un excelente clima algunas de las playas más salvajes y con las mejores olas de Europa, lo que la convierte en la meca del surf para aficionados y veteranos de todo el mundo. Desde Aljezur hasta Sagres, sus extensos arenales y oleajes esperan a surfersexperimentados y a viajeros deseosos de mar y de nuevas sensaciones como montar su primera ola
Que el Algarve es un paraíso para surfistas es un secreto a voces. La Costa Vicentina, parque natural de gran valor geológico y ecológico, esconde algunas de las mejores playas de olas de todo el mundo. Zambullirse en el lado más surfer del sur de Portugal es un plan refrescante a la par que excitante, tanto para expertos ‘equilibristas’ del mar como para aquellos que quieren aprender a coger una ola rodeado de inmensos arenales dorados. Sus amplias playas ofrecen buenos rompientes sobre arena o sobre roca, y sus múltiples orientaciones posibilitan moverse solo unos kilómetros de una a otra localización buscando las mejores series de olas. Si bien el clima es ideal durante todo el año, el verano es la época perfecta para perderse por sus salvajes playas, sus carreteras secundarias y por su contagioso espíritu surfero.
La Praia Do Amado, cerca de Carrapateira, es posiblemente la más popular. Los motivos: sus fuertes corrientes y olas de gran altura que la convierten en una de las mejores playas del continente para practicar surf o bodyboard. No en vano es sede cada año de competiciones internacionales. Situada en pleno parque natural y alejada del ajetreo de otras zonas turísticas, es un oasis perdido y tranquilo donde conectar con la naturaleza más pura del Atlántico. Su kilómetro de longitud y su fácil acceso también atrae a bañistas, que conviven en armonía y sin preocupaciones de aforo mientras disfrutan de un día de sol y chapuzones en aguas cristalinas.
A tan solo 5 kilómetros al norte está otra playa de obligada visita para los amantes de este deporte, la Praia da Bordeira, un enorme y hermoso arenal con forma de concha. Ambas playas están comunicadas entre sí por una pista de tierra que atraviesa el precioso paraje natural del Pontal da Carrapateira, de gran valor ecológico, desde donde se pueden contemplar unas espectaculares vistas del litoral y de la playa vecina de Amado. Una vez aparcado el coche, hay distintas y divertidas formas de llegar a ella, como descender por las pasarelas y escaleras de madera o cruzando a pie las aguas fluviales de la Ribeira da Carrapateira hasta las dunas de fina arena blanca.
Continuando 34 kilómetros al norte en dirección a Aljezur nos encontramos con dos playas imperdibles, una a la derecha y otra a la izquierda. La Praia da Arrifana presume de un amplio arenal que en marea baja invita a inolvidables caminatas, al tiempo que, entre ola y ola, se disfruta de sus acantilados esculpidos por el Atlántico con formaciones geológicas realmente fascinantes. A apenas 14 kilómetros al norte, la Praia do Monte Clérigo deslumbra con sus impresionantes sistemas de dunas, solo a la altura de sus olas. Un colosal saliente de roca es una suerte de mirador natural de toda la Costa Vicentina y separa esta playa de la vecina Amoreira.
Praia da Amoreira es la más conocida de Aljezur, a la que se llega tras 3 kilómetros al volante. Una impresionante playa que, además de regalar olas de altura, congrega en el mismo espacio un siempre apetecible chiringuito ecofriendly, la bucólica playa fluvial que la ribera de Aljezur forma a su paso -ideal si se viaja con niños- y, en el extremo contrario, acantilados afilados con impactantes formaciones rocosas. La última playa surfera de esta región es la magnífica Praia de Odeceixe, repleta de grandiosas olas, acantilados y llamativas rocas junto a la desembocadura del río Seixe. Cuando baja la marea se puede acceder desde su parte izquierda y entre rocas y cuevas a la playa das Adegas, una pequeña y tranquila cala naturista donde se puede practicar el nudismo.
En el sur de la Costa Vicentina, junto a Vila do Obispo, el mirador de Cordoama ofrece unas envidiables vistas de su playa homónima hacia el norte y de Praia de Castelejo, al sur. Castelejo toma su nombre de una formación rocosa similar a una fortaleza que separa estas dos playas nacidas para surfear, accesibles desde la orilla con marea baja. Más al sur está la Praia da Ponta Ruiva donde nace “la gran izquierda”, una ola espectacular y muy conocida entre los amantes de este deporte. Bajando el litoral en dirección Cabo de San Vicente, el fin del mundo, se encuentra la Praia do Telheiro, última playa de la fachada oeste de la costa. Sus accesos escarpados ofrecen como recompensa contemplar desde a sus balcones naturales su belleza pétrea y sus grandes olas.
Montando la primera ola
Las vacaciones y el verano son una época perfecta para experimentar y dejarse llevar. Por eso, realizar un curso de iniciación en cualquiera de las muchas y afamadas escuelas de surf o surfcamp del Algarve (www.algarvesurfschoolsassociation.com) es una forma divertida y diferente de disfrutar de unas vacaciones de sol y playa de las que dejan huella. Muchas de estas escuelas ofrecen incluso paquetes completos, incluyendo alojamiento, alquiler de equipo, clases, comidas y excursiones. Un viaje único al son de las olas.
El punto más recomendable para principiantes es la Praia do Beliche, última parada del roadtrip por las carreteras más surferas del Algarve. Dejando atrás Sagres se encuentra esta playa resguarda de los fuertes vientos. Sus tranquilas aguas son perfectas para montar la primera ola o para iniciarse en otros deportes acuáticos, como el kayak o el surf a remos (SUP).